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Reportaje:LATINOAMERICA | Alerta sanitaria

Precaución ante el invierno

Los lotes de diagnóstico empiezan a llegar. "La pobreza es lo que más contagia", afirma un médico paraguayo

Soledad Gallego-Díaz

En el hemisferio Sur de la Tierra el invierno, temporada estacional de la gripe, tiene lugar entre junio y septiembre, es decir, está a punto de comenzar. Muchos países de América del Sur entran de lleno en este hemisferio (Argentina, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay) y otros lo hacen en su mayor parte (Brasil, Ecuador). En todos ellos, se aceleran los preparativos y se intenta evitar, como sea, la entrada de casos de la nueva gripe procedentes de México, que se mezclen con los de gripe clásica. A fecha de ayer, había en estudio en toda América Latina 139 casos de posibles pacientes de A H1N1, según datos difundidos por el Ministerio de Sanidad de Argentina. De esos 139 casos en estudio, 13 se encuentran en Argentina, 34 en Chile, dos (con alta probabilidad de confirmación) en Costa Rica, tres en El Salvador, nueve en Honduras, cuatro en Perú (donde, pese a lo que se dijo inicialmente, no se ha confirmado realmente ningún caso), uno en Uruguay, cuatro en Brasil...

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Una de las principales dificultades que existen en América Latina es la lentitud con la que se confirman o descartan los posibles casos. "Se tarda porque no tenemos los reactivos necesarios", explicó Carlos Soratti, secretario de Políticas del Ministerio de Salud argentino. "Esta semana empezaran a llegar en forma masiva los kits que precisamos", añadió.

La reacción en todos estos países ha sido rápida, en el sentido de tratar de informar por todos los medios a sus poblaciones para que acudan a los hospitales en cuanto sufran fiebre alta. Sin embargo, todo el mundo es consciente de la débil e insuficiente red sanitaria de que disponen muchos de los países latinoamericanos, sobre todo en áreas rurales donde sería prácticamente imposible detectar rápidamente a los enfermos, caso de producirse la pandemia. "La pobreza es lo que más contagia", aseguraba ayer un médico paraguayo ante las cámaras de televisión de su país.

Para colmo, en alguno de esos países, Argentina incluida, la llegada de este nuevo tipo de gripe coincide con la extensión de una fuerte epidemia de dengue, una enfermedad que transmite un tipo de mosquito y que produce inicialmente síntomas parecidos. En Argentina se han contabilizado ya 17.000 infectados y ayer se confirmaron nueve casos más en la propia ciudad de Buenos Aires.

Las autoridades argentinas (que celebran conferencias de prensa prácticamente diarias para tener a la población informada sobre las dos epidemias) fueron de las pocas, junto con las de Perú, que suspendieron la entrada de aviones procedentes de México. La decisión será revisada, probablemente, esta semana, pero, de momento, dejó varados en el país norteamericano a varias decenas de ciudadanos argentinos, de viaje de turismo, negocios o estudios, que se encontraron con la imposibilidad de regresar a su país. Finalmente el Gobierno de Kirchner anunció el envío de aviones chárter para recoger a esos ciudadanos. Todos ellos se someterán a la llegada a las cámaras termográficas instaladas en los aeropuertos y capaces de determinar inmediatamente quién padece fiebre. En prácticamente todos los aeropuertos de América Latina los trabajadores y funcionarios reciben ya a los viajeros con mascarillas (barbijos, se llaman en muchos de esos países) y formularios para dejar constancia de una dirección, correo electrónico o número de teléfono donde puedan ser localizados en caso de emergencia.

Todos los países latinoamericanos afirman tener reservas de antivirales, Tamiflu y similares, aunque no se conoce públicamente el número exacto de dosis de que dispone cada uno. Argentina es uno de los pocos que ha informado de que tiene en almacenaje más de 600.000 dosis. En cualquier caso, todas las autoridades sanitarias latinoamericanas afirman estar en contacto con la OMS, que facilitaría en caso de necesidad el reforzamiento de esas reservas.

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