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Crónica:Gran Premio de España
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ferrari sigue de pega

Massa lamenta los múltiples fallos del equipo y asume que "el título ya no es posible"

Oriol Puigdemont

En la plantilla actual de Ferrari parece haber alguien emperrado en tirar por la borda el prestigio que la marca italiana se ha ganado en la F-1. Tras igualar el peor inicio de su historia (1981), la evolución del coche prevista para cuando el campeonato desembarcara en Europa permitió que Kimi Raikkonen y Felipe Massa volvieran a colocarse entre los favoritos. La nueva versión del F60 ha ganado alrededor de siete décimas por vuelta respecto a la anterior. Con estas perspectivas, el GP de España parecía el escenario perfecto para conseguir que el color rojo volviera a ser relevante. Al final pasó todo lo contrario, y el fin de semana ha constatado que Ferrari sigue de pega.

Para il cavalino rampante, el drama comenzó prontito. Raikkonen y sus ingenieros cometieron "un error estúpido" al considerar que el tiempo que había marcado el finlandés le permitiría superar el primer corte de la sesión clasificatoria. Sin embargo, el registro no fue suficiente y el campeón de hace dos años tuvo que arrancar desde la 16ª plaza. Raikkonen pudo superar a varios coches en las primeras vueltas, rodaba décimo, cuando su coche se quedó sin fuerza. "No sé exactamente si el problema ha sido mecánico o eléctrico, pero pisaba el acelerador y el coche no avanzaba", se resignó Raikkonen.

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Las cosas parecían irle un poco mejor a Massa, que el sábado se clasificó el cuarto y que, en la salida, superó a Vettel. Aunque el brasileño no consiguió despegarse del alemán, sí podía mantenerle a raya. Y lo controló hasta que el mal fario que persigue al equipo volvió a manifestarse, esta vez en el tanque de combustible de su monoplaza.

Faltaban menos de 15 vueltas para el final, y el piloto paulista, que rodaba cuarto con Vettel pegado al trasero, recibió un mensaje por radio desde su taller: "Tienes que ahorrar combustible", le dijeron. Fácil de decir y difícil de hacer. "¡Felipe! Ahorra combustible si quieres llegar al final", le repitieron. "¿Y qué queréis que haga? Tengo a Vettel justo detrás", se defendió Massa. Tras valorar la posibilidad de entrar en el taller a realizar una tercera parada, el brasileño recibió otra comunicación a falta de cuatro vueltas: "Déjale pasar". Y así fue. En ese momento, Alonso circulaba sexto, a unos 16 segundos de Massa. En sólo tres vueltas, el asturiano llegó hasta él, se abrió por el exterior en una curva a la derecha, y lo superó por fuera en el último giro. "Primero lo intenté por dentro, pero Massa vio la jugada y se cerró", reconoció el asturiano, muy contento con el resultado obtenido. "Terminar quinto es mucho más de lo que esperábamos. Pero también es verdad que los Red Bull salieron mal, porque si no habría terminado a un mundo de ellos", convino Alonso. Mucho menos contento estaba Massa. A pesar de levantar el pie del acelerador, su coche se quedó seco antes de que pudiera meterlo de nuevo en el taller, con lo que tuvo que volver a pie.

"No sé si el fallo ha sido técnico o humano. El cálculo estaba bien. Puede que haya sido la máquina que inyecta la gasolina", dijo el vigente subcampeón del mundo. Cabreado como estaba, Massa no quiso culpar al destino. "Nos hemos equivocado varias veces. No me gusta hablar de mala suerte porque, cuando trabajas duro para conseguir una cosa, normalmente la acabas consiguiendo", concedió el brasileño. "¿Y el título?", le preguntaron. "Los Brawn han ganado cuatro carreras de cinco. Tenemos que ser realistas. El título, por más que queramos, no creo que sea posible", zanjó Massa.

Felipe Massa, en uno de sus repostajes.
Felipe Massa, en uno de sus repostajes.AFP

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