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Cencerros con celofán para no hacer ruido

El caso de Das ha servido de aviso en el resto de explotaciones ganaderas de la Cerdanya. En Llívia están muy atentos al avance del fenómeno del acoso rural. "No nos han puesto problemas, pero ya veremos", comenta el propietario de la ganadería Elías Puig, una granja de vacas lecheras ubicada en el centro de la población. En Llívia hay otras explotaciones ganaderas muy próximas a las casas, según el alcalde del municipio, Josep Joan Pous (ERC). "Tenemos claro que defenderemos a los vecinos que viven todo el año. Todos son vecinos, pero no es lo mismo venir de vacaciones que ganarse el sustento con una actividad tradicional". Aun así, el concejal reconoce que algunas granjas podrían "mejorar" su aspecto e instalaciones.

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O la vaca o el chalé

Donde sí han recibido quejas es en Camprodon (Ripollès). Propietarios de segundas residencias han denunciado el "impacto visual" que les supone la instalación de un depósito de agua para el ganado en una pradera de la montaña de Sant Antoni. El denunciado es Joan Moret, ganadero y presidente de la Asociación de Criadores de Yeguas del Ripollès. "Es una cuba de acero inoxidable que se pone para que pueda beber el ganado durante los tres o cuatro meses de verano, que es cuando no hay agua. El resto del año no está", explica Moret. La denuncia se interpuso ante la junta de propietarios de la finca, una especie de patronato en el que participan el Ayuntamiento, el juez de paz y otras instituciones del municipio. Hace unos meses Moret tuvo que "insonorizar" con celofán los cencerros de sus yeguas porque el ruido molestaba a los vecinos de fin de semana de Llanars. "Este año no pienso hacerlo, ya está bien", remacha.

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