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23 años en la UE

La pesca se modernizó a costa de los desguaces y aprendió a abrir mercados

La industria pesquera gallega abrió la puerta a la internacionalización cuando España firmó el Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea. Atravesó aquel umbral como líder de la pesca en Europa y lo hizo consciente de algunas ventajas pero también de ciertos inconvenientes con los que al entonces director de Ordenación Pesquera, Fernando González Laxe, le tocó lidiar desde el albero de las comisiones europeas.

Pintaban bastos para la flota, a la que se le presumía un drástico recorte de capturas pese a que la aportación autonómica permitió a la CEE enarbolar la bandera del "primer mercado mundial de productos pesqueros y segunda flota del mundo". Un título que 24 años después ostenta Dinamarca pero que entonces obligó a los tecnócratas comunitarios a actualizar un rudimentario reglamento en materia de pesca y a romper las barreras mercantiles en un proceso que hoy pasa factura ante la invasión de mercancías foráneas. El eurodiputado Daniel Varela (PP) asegura que "hay que poner toda la carne en el asador para controlar las importaciones masivas y cambiar el sistema de primera venta".

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Galicia fue la segunda mayor receptora de fondos comunitarios

Pese a ello, la europarlamentaria Rosa Miguélez (PSOE) cree que la adhesión "ha sido muy positiva por el tremendo esfuerzo de modernización de la flota y la puesta en marcha de políticas de mercado". Una modernización que conllevó el endeudamiento de la flota, que pasó de los 81.100 millones de pesetas en 1986 a los 204.500 millones en el 90. Todo ello, no obstante, permitió que "el sector transformador se haya deslocalizado en África y América del Sur".

Las voces más críticas llegan desde el BNG. El diputado Bieito Lobeira lamenta que Galicia no haya recibido la consideración de Zona Altamente Dependiente de la Pesca, exclusión que le ha valido el veto a ciertos caladeros o fondos. Además, añade, "no hay en toda Europa una flota que perdiera tantos buques como la gallega". En 1989 eran 7.053 buques. 20 años después la cifra se recorta hasta los 4.911.

Entre tanto, desde la conserva realizan un balance positivo. Los nuevos fondos permitieron modernizar las envasadoras "al máximo nivel". Juan Manuel Vieites, secretario general de Anfaco, niega que la internacionalización conllevara la huida de las fábricas, que mantienen aquí su puerto base con cerca de 12.000 empleos, apenas un millar menos que en el 1985.

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