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Entrevista:HIROKAZU KORE-EDA | Director

"La familia es pesada, pero luego la echas de menos"

Gregorio Belinchón

A Hirokazu Kore-eda (Tokio, 1962), el coitus interruptus de no salir premiado de San Sebastián no le sentó mal. "Primero, porque mi película es muy personal. Segundo, yo sencillamente agradezco al certamen que me haya invitado por tercera vez. No siento que compita contra otros directores, no somos rivales. En fin, no creo mucho en los premios". Kore-eda es de hablar pausado, rostro relajado y alguna breve sonrisa. Su Aruitemo, aruitemo, que en España se estrena hoy con el título Still walking (Caminando), es una pequeña joya de orfebrería, y se convirtió rápidamente en una de las favoritas del certamen donostiarra, que al final ganó la turca La caja de Pandora.

Para ser un director de hacer reposado, Kore-eda ha cogido velocidad: en Cannes se proyectó dentro de la sección Una Cierta Mirada Air doll, su último trabajo, de estilo cercano a Still walking. "Yo escapo de los sentimentalismos no mostrando gestos ni emociones de los personajes". Y por eso Still walking, que cuenta una reunión familiar y las 24 horas en las que crece la tensión entre los padres y los hijos, emite un aroma Ozu inconfundible en, por ejemplo, el uso de los objetos cotidianos para hacer fluir la narración. "Ozu me encanta, comprendo que la gente vea las influencias, pero no hay ninguna intención consciente". Lo que sí hay es un homenaje a su madre. "Murió hace tres años, y muchos de los diálogos proceden de ella. Podía ser muy cruel cuando se metía con otros, y a la vez te podías reír mucho con ella, por lo directa que era. También hay referencias a mi abuelo paterno, médico, que quería que yo también lo fuera. Sin embargo, basar la historia en mi madre muerta podía hundir el guión en el dramatismo, y por eso usé los objetos. En la vida, un cepillo de dientes, un pijama, te recuerdan al instante a la persona que lo usaba o que te lo regaló o qué sé yo".

"Escapo de los sentimentalismos no mostrando gestos ni emociones"
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Una obra maestra

Magdalena de Proust a lo bestia. "Puede ser. No pensé nunca en el público al rodar el filme, sino en ordenar mi mente, recolocarla después de la muerte de mi madre. La familia puede ser pesada, pero cuando la pierdes la echas de menos". Con la frase llega una de sus tímidas sonrisas. "Si la gente ve el filme y llega a la conclusión de que he dejado de lado mis sentimientos y sí he llegado a los suyos, seré muy feliz".

Hirokazu Kore-eda, a la derecha, dirige a uno de sus actores en <i>Still walking (Caminando).</i>
Hirokazu Kore-eda, a la derecha, dirige a uno de sus actores en Still walking (Caminando).
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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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