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La investigación avanza hacia un tratamiento individual del cáncer

La identificación de las dianas es clave para la eficacia de las terapias

La llegada del tratamiento individualizado para cada tipo de cáncer no es remota, pero todavía está a medio camino. En los últimos 15 años se ha pasado de disponer de un tratamiento para un cáncer a contar con otros más específicos en función de los subtipos de cáncer. En terapias moleculares esto se explica porque existen unas dianas que son extraordinariamente específicas. Tanto, que si el tumor en cuestión no las tiene, el tratamiento molecular no funciona. La más conocida de las ya ensayadas es el trastuzumab frente al gen HER2 en el cáncer de mama.

Pero hay otro gran grupo de medicamentos moleculares en los que no está tan claro su mecanismo de acción. Uno de estos ejemplos son todos los tratamientos moleculares antiangiogénicos (que inhiben el crecimiento de los vasos sanguíneos que deben nutrir a las células cancerosas) en los que se sabe que actúan, probablemente, sobre varias dianas diferentes. El ejemplo más claro se observa en bevacizumab, que ha mostrado que mejora la eficacia de los tratamientos en cáncer de colon, mama y pulmón metastásico. Sin embargo, el beneficio que se obtiene en enfermedad avanzada no es tan espectacular como lo es en las terapias más dirigidas.

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"El principal problema que tenemos con este medicamento y con terapias similares es que, al no disponer de una diana reconocida, se asume que hay que tratar a todos los pacientes, y lo que sucede es que cuando este medicamento se administra en situaciones más precoces el fármaco no aporta nada significativo. El problema que hay que resolver ahora es si esa diferencia ocurre porque esa molécula no funciona o porque sólo funciona en un grupo de pacientes que no podemos identificar", apunta Antonio Llombart, jefe del servicio de oncología médica del hospital Arnau de Vilanova (Lleida) y secretario de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

El diagnóstico molecular está muy consolidado en tumores más sencillos molecularmente como son los linfomas y las leucemias, y ahora se empieza a identificar en los llamados tumores sólidos (los que no afectan a la sangre sino a órganos concretos).

Ya es una realidad en cáncer de mama, empieza a serlo en cáncer de colon, en función de si tiene la proteína K-RAS mutada o no. En cáncer de estómago, donde se ha descubierto que hasta un 20% de los pacientes tiene la HER2, se ha presentado un ensayo en la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO) que demuestra que cuando el tumor tiene esta proteína y se añade trastuzumab se mejora la supervivencia.

"Los nuevos marcadores nos hacen seleccionar mejor el tratamiento que hay que administrar, la combinación de quimioterapia con estos agentes hace más eficaz los tratamientos, pero no estamos en la situación en la que estas terapias moleculares vayan a sustituir a la quimioterapia, o a los fármacos clásicos. Es un factor más, muy potenciador e importante", concluye Llombart.

Los tratamientos individualizados o biológicos han sido una de las estrellas de la 45ª reunión de la ASCO, celebrada en Orlando (EE UU), que reunió a finales de mayo a unos 30.000 expertos. Este encuentro es el más importante del sector y el mejor escaparate para presentar los avances. Estas novedades obligarán a replantear nuevas opciones terapéuticas.

Para el presidente de la SEOM, Ramón Colomer, "dos nuevos medicamentos son la gran aportación de este año, sobre todo porque vienen a cubrir un área en el que hasta ahora no teníamos nada". Se trata de fármacos que completan el arsenal contra los cánceres de mama (el más frecuente en mujeres), los inhibidores de la enzima PARP (poli-ADP-Ribosa polimerasa), que han resultado ser eficaces en el cáncer de mama triple negativo, un subtipo de cáncer de mama para el que apenas existe medicación, y en cáncer de mama hereditario.

"El cáncer de mama triple negativo, el que no se incluye en los otros dos tipos de cáncer de mama más definidos, el sensible a hormonas y el HER2 positivo, representa el 15% de los cánceres. Tiene muy mala evolución y se sabe que tiene un patrón muy similar al de los cánceres hereditarios", subraya Colomer.

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