Londres expulsa a dos diplomáticos
La tensión entre Irán y la comunidad internacional se elevó ayer de tono. Reino Unido anunció la expulsión de dos diplomáticos iraníes y varios países condenaron la violencia que ha empleado el régimen islámico para reprimir las manifestaciones y la falta de transparencia de los resultados electorales del pasado 12 de junio.
El primer ministro británico, Gordon Brown, dijo que la decisión era la respuesta a una medida similar que tomó Irán el lunes al ordenar la salida del país del primer y segundo secretario de la legación británica en Teherán "sin ningún fundamento". Menos de una hora después de conocerse la decisión del Gobierno de Londres, milicianos basiyís atacaron su embajada en Teherán con tomates y pintura y exigieron el cierre de la sede diplomática.
Francia, que ha sido el país más crítico con el régimen iraní, llamó por segunda vez en una semana al embajador iraní en París para reiterarle que "haya transparencia en el escrutinio presidencial". El ministro de Exteriores sueco, Carl Bildt, cuyo país asumirá la presidencia de la UE el 1 de julio, condenó la violencia pero dijo que "no hay motivos para hablar de sanciones contra Irán. El cambio debe venir desde dentro".
Irán acusó al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de "injerencia en los asuntos internos", después de que éste hubiera pedido el lunes la libertad de los arrestados en las protestas y el respeto a la libertad de expresión y reunión. El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hassan Ghashghavi, dijo que Ban Ki-moon "ha dañado su credibilidad al escuchar a potencias dominantes y coloniales".
