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El conflicto afgano

Obama reactiva la guerra en Afganistán

El objetivo militar es tomar el control de las ciudades para aislar la insurgencia - La operación es la más importante de los 'marines' desde la toma de Faluya en 2004

Antonio Caño

Marines norteamericanos que conducen la mayor operación militar de esta nueva fase de la guerra en Afganistán combatían ayer contra los primeros focos de resistencia encontrados en su intento de tomar control permanente de un territorio que sirve de base y fuente de recursos para los talibanes. Según la describen los responsables militares, se trata de una ofensiva clave de cuyo resultado puede depender el curso de la guerra en los próximos meses.

"Lo que hace la Operación Khanjar (Espadazo) diferente a todo lo que ha ocurrido antes es la introducción masiva de fuerza (unos 4.000 soldados, junto a 650 afganos y con el apoyo de las fuerzas británicas en el área), la velocidad con la que nos hemos movilizado y el hecho de que nos vamos a quedar, vamos a mantener las posiciones, vamos a construir y a trabajar en la transición de todas las responsabilidades en materia de seguridad a las fuerzas afganas", ha manifestado en un comunicado el jefe de la ofensiva, el general de marines Lawrence Nicholson.

Más de 4.000 soldados han sido desplegados para la ofensiva
La provincia de Helmand es el mayor centro de producción de opio
"Nuestro objetivo es volver a poner el Gobierno en pie", dice un general
Los mandos de EE UU esperan una mayor resistencia en los próximos días
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Éste es el debut de la estrategia ordenada por Barack Obama cuando anunció el refuerzo de 21.000 soldados en Afganistán y la repetición del método que el general David Petraeus empleó en Irak, a partir de 2007, para asumir el control real de las ciudades, aproximarse a la población y relegar a los insurgentes a la actividad terrorista aislada.

Si la ofensiva en el sur de Afganistán tiene éxito, los soldados norteamericanos montarán sus bases entre los ciudadanos de la región, tratarán de atender sus necesidades inmediatas y ayudarán a crear las condiciones para que los gobernantes afganos recuperen prestigio y poder. Actualmente, los talibanes son la única autoridad reconocible en la provincia de Helmand, foco de la operación, donde controlan, además, la mayor producción mundial de amapola para elaborar opio. "Nuestro objetivo no son sólo los talibanes", resaltó el general Nicholson, "nuestro objetivo es volver a poner el Gobierno en pie".

La operación, que puede tardar alrededor de una semana en completarse, se desarrolla hasta ahora con llamativa facilidad. Los talibanes parecen haber decidido replegarse y esperar la oportunidad para golpear cuando los norteamericanos se hayan instalado, por sorpresa y en emboscadas. Los marines no han sufrido apenas bajas. Un soldado desaparecido el martes pasado ha sido, probablemente, hecho prisionero. Dos británicos murieron en un ataque talibán poco antes del comienzo de la ofensiva.

El éxito final de la operación, según sus responsables, dependerá en parte de la rapidez con que se ejecute. Hasta ahora, los miles de marines, movilizados en vehículos terrestres y helicópteros, parecen avanzar de acuerdo con los planes previstos. Éste es el testimonio del corresponsal de Associated Press que entró ayer con los soldados en la localidad de Nawa: "Al amanecer, los marines caminaron entre una hilera de árboles. A las 6.15 recibieron el primer fuego enemigo, probablemente de algún AK-47 apostado entre la vegetación. Durante las tres horas siguientes hubo repetidas descargas de fusiles y vuelos de granadas disparadas por cohetes, provocando un gran estruendo en toda la zona. Un helicóptero Cobra que estuvo sobrevolando durante todo el día, disparó cohetes contra las filas de árboles, mientras que algunos soldados penetraron en los sembrados de maíz y cruzaron entre las casas. Sólo un puñado de nativos se había aventurado a estar en la calle".

"Vamos a ir a sitios donde nadie ha estado antes", dijo a AP uno de los oficiales que participan en el despliegue.

Los jefes militares sospechan que algunas fuerzas talibanes estén intentado cruzar la frontera con Pakistán, donde habitualmente han encontrado refugio en otros tiempos. Actualmente, sin embargo, el Ejército paquistaní conduce también una ofensiva contra los grupos radicales en esa región y ha prometido vigilar estrechamente la zona.

Esta operación, la más importante de los marines desde la toma de Faluya (Irak) en 2004, puede todavía ampliarse con la llegada de varios miles de soldados más y está llena de dificultades. Los responsables esperan un aumento de las bajas en las próximas semanas y temen que, como ocurrió en Faluya, se vivan aún episodios de fuerte resistencia.

Los talibanes cuentan en el valle del río Helmand con recursos considerables. Las tropas británicas, que tienen 9.000 soldados en Afganistán y vigilan esa región, nunca han podido conseguir tener control territorial en esa región, donde los talibanes han creado un entramado de jefes locales y complicidades entre la población que los hace casi invulnerables.

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