El bruto del 'Cance'
Me pongo a pensar en cómo comenzar esta columna, y hay una expresión, más bien un sentimiento recurrente: dèjá vú. Sí, esto ya lo he vivido, y seguro que no soy el único. El bruto de Cancellara demostrando una vez más que sus piernas son más poderosas que las columnas que anclan al acantilado el Oceanográfico de Mónaco, edificio que desconocía por completo, pero que me impresionó en las repetidas tomas aéreas que vimos durante la retransmisión de la etapa.
Resulta que es la tercera vez que el Cance, como le conocemos entre nosotros, repite esta hazaña. Y a mí ya casi se me había olvidado la primera, la del prólogo de Lieja en 2004. Me venía a la memoria el prólogo de Londres de hace dos años, un prólogo que en aquel entonces parecía hecho a su medida, pero viendo las diferencias que logró con respecto a los demás ayer, y el dominio que ejerció hace no mucho en la vuelta a su país, hay que ir pensando que sus medidas han ido cambiando con el tiempo. Cance se está haciendo grande, y afirmar esto de un corredor con su palmarés es ya mucho decir.
Yo aún me resisto a nominarle como uno de los favoritos a hacer algo importante en la general. Pero teniendo en cuenta la soltura con la que escalaba los puertos hace un año a favor de Sastre, o hace tan sólo unas semanas en la vuelta a Suiza, y sus cada vez más desmesuradas actuaciones contra el crono, comienzo a tener mis dudas. Lleva además una temporada irregular, en la que no ha brillado donde se le esperaba -en el pavés-, así que eso puede ser sinónimo de que brille donde no se le espera, es decir, en la clasificación general del Tour de Francia.
Pero hay un par de cosas que me desconciertan, que no cuadran en esa sombra de recuerdo que me dice que esto ya lo he vivido. Una, por supuesto, es la presencia de Armstrong in extremis entre los 10 primeros. No lo veíamos por ahí desde hace 10 años, y la razón era que estaba ya retirado. Verle ahí delante y no verle primero, o segundo -como en 2004- es ya extraño. Pero verle ya el primer día entre los mejores es algo que inquieta. A mí un poco, y a sus rivales supongo que más aún. Veremos, que esto acaba de empezar.
La otra razón es ver cómo un corredor dobla a mi compañero Menchov en una contrarreloj. Una imagen que quedará grabada para el recuerdo, porque que yo sepa es la primera vez que algo así queda registrado. Bien es cierto que Denis, que aunque no un especialista es un buen contrarrelojista, no tuvo una de sus mejores actuaciones. Pero es que lo del Cance fue descomunal, pues le recortó un minuto y medio en poco más de 15 kilómetros, siete de ellos en subida continua, lo que, en un principio, favorecía más al ruso. En defensa de Denis hay que recordar que fue el 53º en la etapa, un puesto peor de lo esperado, pero no tan malo como cabe pensar, pero es que como ya he dicho antes, la prestación de Cancellara fue un exceso en todo los sentidos. En toda regla en su personal estilo. Y es que es lo que le solemos decir nosotros al suizo medio en broma medio en serio cuando nos tomamos algún café después de alguna etapa: Cance, ya sabemos que eres más bruto que todos nosotros juntos, no hace falta que lo jures; pero no te encargues de hacérnoslo recordar a la mínima que tienes ocasión, que además de bruto eres ya pesado.
