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DESDE MI SILLA DE RUEDAS | TOUR 2009 | 13ª etapa
Columna
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Día de (pocas) exhibiciones

Día de lluvia en el Tour, día de lluvia en mi casa; continúa la solidaridad y por momentos parece que si aparto la vista del televisor y saco la cabeza por la ventana veré pasar la escapada por debajo y podré animar sin moverme de mis dominios. Es un pequeño espejismo provocado por el agua, el montañoso terreno y la verde vegetación de la zona que recorren, ligeramente similar a lo que encuentro en mi entorno.

Hemos llegado a los Vosgos, un día que sobre el papel prometía, que una vez puesto encima del escenario, sobre todo por el brusco cambio en la meteorología, prometía aún más, pero que en realidad ha sido una decepción para aquellos que esperábamos movimientos de los favoritos en la fase final de la carrera. La etapa ha sido bonita, y los pocos que han luchado por ella se han ganado bien la cena, pero en el grupo de los buenos la pasividad continúa siendo la nota dominante. Alertan los medios de la velocidad sin precedentes a la que está avanzando el virus causante de la gripe A en España. Yo estoy asustado de la facilidad con la que se ha contagiado en el pelotón el virus del pasotismo. El Tour no era así cuando yo corría, pienso sin acordarme de que no soy precisamente coetáneo de Bahamontes. Será que desde que soy un ciclista sedentario, y opino como mero espectador, soy más exigente con aprovechar bien mis horas de ocio. Atacad, moveos, haced algo en carrera que si no desisto y busco alternativas más agradables. Os doy de plazo hasta el domingo, pero si en Verbier no hay movimiento llegará la hora de tomar una dura decisión.

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De lo de ayer me quedo con la alegría de ver a un par de amigos luchando por la etapa, aunque ninguno de ellos tuvo opción de ganar. Primero fue Rubén Pérez, que marchó escapado con Haussler y Chavanel. Se buscó dos de los peores compañeros de fuga que uno pueda imaginarse, y se encontró con que el ritmo que marcaban en subida era demasiado exigente para sus fuerzas. Animo Rubén, no tuviste tu mejor día, pero, sólo por intentarlo, ya te mereces la enhorabuena.

Y el otro fue Txurruka, segundo en meta a más de cuatro minutos del ganador, sin ninguna opción de ganar. Hizo de puente entre el primero y el grupo luchando por la efímera posibilidad de victoria primariamente, y secundariamente por arañar y robar puntos de la montaña para que no fuesen al zurrón de Pelizzoti, el rival de su compañero Martínez en la lucha por esta clasificación. Bravo también por él, y por su combatividad, la seña que le acompaña en toda su carrera deportiva. Sigue así.

Y por lo demás nueva y enésima exhibición de Haussler en lo que llevamos de año. Yo alguna he sufrido, otras las he visto y otras me las han contado, pero lleva unas cuantas. Ganar como ganó no está al alcance de cualquiera. Su compañero de aventura, Chavanel, llegó el cuarto, desfondado y apajarado a más de seis minutos Y eso que el francés es otro de los que da exhibiciones el día que tiene bueno. Pero ayer no era su día. Ayer era el de Haussler, aunque sería más cierto decir que más que su día, ayer fue un día muy especial del 2009, que es en realidad su año.

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