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Un puerto deportivo con la urbanización en el aire

El puerto deportivo era la punta de lanza de una urbanización de lujo en tierra sin la cual, por sus dimensiones, pierde mucho de su sentido. La urbanización, según un proyecto del estudio de Norman Foster, consistía en la construcción de unas 800 viviendas y un complejo hotelero en edificios de cinco y seis plantas, más un centro comercial en el edificio de la conservera, de 17.000 metros cuadrados y catalogado como Bien de Interés Cultural, y otras dotaciones en instalaciones anteriormente fabriles. Todo ello, si no enterrado, está en el aire.

El proyecto fue incluido en un convenio con el Ayuntamiento y estaba supeditado a la aprobación de un plan general de urbanismo que no llegó a entrar en vigor porque las protestas vecinales obligaron a retirarlo. El nuevo plan general que se tramita ahora excluye -por acuerdo de las tres fuerzas que forman la coalición de gobierno, BNG, PSdeG y ACE- aquel proyecto de Residencial Marina Atlántica, derivándolo hacia contenidos de mayor uso público que, no obstante, tampoco están totalmente definidos.

Estas circunstancias apoyarían la necesidad de revisar la concesión de la marina, como pidieron el jueves, por encomienda del pleno municipal, la alcaldesa de Cangas, Clara Millán (BNG), y el patrón de la cofradía de pescadores a la presidenta de la Autoridad Portuaria de Vigo, Corina Porro, que se desentendió del asunto. El Foro Social lo ha recibido como un incentivo para mantener su obstrucción de las obras.

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