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Análisis:VUELTA RÁPIDA | Gran premio de Gran Bretaña
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Manda la temperatura

La de ayer en Donington Park fue una carrera que tuvo mucha actividad, y es normal que eso ocurra cuando se dan unas circunstancias meteorológicas tan complicadas. En este sentido, las primeras vueltas son las peores, porque los pilotos tratan de calibrar dónde se encuentra el límite de la moto para no traspasarlo. En una prueba en lluvia hay que analizar la situación e identificar varios parámetros (el ángulo máximo de inclinación de la moto o la presión a la que se puede someter al neumático, entre otros) para evitar ponerse en riesgo. Pero en estos casos, ser demasiado valiente puede ser tan peligroso como un exceso de prudencia. Al igual que ocurre cuando el asfalto está seco, la temperatura de los neumáticos también manda cuando la pista está mojada. De hecho, los cortes de los compuestos que se emplean para correr en agua no son más que un método para hacer que el calor salga al exterior de la goma más rápidamente.

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Rossi y Lorenzo se complican la vida

Si los pilotos no están confiados al circular bajo la lluvia, no frenan de forma agresiva y tampoco echan la moto al suelo con fuerza, y eso lleva consigo consecuencias negativas para los neumáticos, que no adquieren su temperatura óptima de trabajo y pierden toda su adherencia. Ayer le pasó a Pedrosa, que batalló por el podio con Randy De Puniet durante muchas vueltas pero que al final vio como sus gomas habían perdido demasiados grados y fue retrasándose irremediablemente. Al abrir el acelerador, la moto le soltó varios latigazos, y cuando eso ocurre es que uno está rozando el límite, es como un aviso que te dice: 'Por ahí vas mal, no fuerces más'.

La meteorología de ayer es la peor para un piloto. Excepto Dovizioso, que ganó, nadie se lo pasó bien. Cuando la pista está así, ni seca del todo pero tampoco mojada, y, además, la lluvia va y viene, se pueden producir fenómenos extraordinarios porque estos mismos condicionantes hacen que sea mucho más fácil cometer errores. Es normal que los outsiders (pilotos que normalmente circulan bastante retrasados) adquieran un papel protagonista, a la vez que los corredores más rápidos lo pasen fatal o incluso acaben en el suelo.

¿Es que Lorenzo no sabía que las líneas blancas que delimitan la pista resbalan como si fueran de cristal cuando están mojadas? Claro que lo sabía, pero los condicionantes hacían que fuera al límite y, en ese punto de la novena vuelta, lo superara. Alguien puede pensar que fue una cuestión de falta de experiencia. Falso. Rossi es el mejor piloto de la historia y también cometió un fallo. Y lo mismo le ocurrió en Le Mans, en una carrera muy similar a ésta.

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