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Julián Lago, un periodista multifuncional

Murió en Paraguay, donde cooperaba con los guaraníes

La televisión hace famoso a cualquiera que pase por ella, y eso mismo le ocurrió a Julián Lago, un periodista que se había bregado en radio y prensa antes de convertirse en un rostro conocidísimo en los años noventa como presentador de La máquina de la verdad, entre otros programas de Telecinco. Cuando los invitados, enchufados a un polígrafo, se disponían a responder a las candentes preguntas que les hacía, volvía su rostro barbudo y sus inconfundibles ojos azules a la cámara y soltaba su ya famosa frase: "No me conteste ahora, hágalo después de la publicidad".

Ayer, a las cuatro de la madrugada hora española, falleció a los 63 años en el hospital Bautista de Asunción, Paraguay. Llevaba desde el 14 de mayo pasado ingresado muy grave tras ser atropellado por un motorista de 23 años en Coronel Oviedo, a 120 kilómetros de Asunción. Sufrió daños cerebrales y tuvo muchas complicaciones durante el tratamiento, que agravaron, según el parte de los facultativos del centro, la cardiopatía isquémica y la insuficiencia renal crónica que padecía, y que le causaron un "fallo multiorgánico ocasionado por un cuadro séptico".

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Se había trasladado a Paraguay a finales del año pasado con su actual compañera, Yolanda Franco, testigo del accidente y con la que además colaboraba en labores de cooperación con los indios guaraníes. Según él mismo declaró, tomó esta decisión para alejarse de "las falsedades del mundo periodístico", en especial las tertulias y los diversos programas de famoseo. Sin embargo, él mismo ayudó a crear esta tendencia con sus programas en Telecinco, que, además de La máquina de la verdad, fueron Misterios sin resolver o Por hablar que no quede.

Julián Lago San José nació en Valladolid el 24 de enero de 1946. Acabó sus estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, en 1975, mientras trabajaba como auxiliar de redacción de las revistas del Grupo Mundo (Mundo Diario y Mundo Dossier). Trabajó en el periódico El Norte de Castilla, y colaboró también en Estafeta Literaria, Diario Regional y Meridiano 2.000.

Papel en la Transición

Poco después se convertiría en un icono del periodismo de la Transición, trabajando para el Grupo Zeta. En 1976 fue nombrado redactor jefe de la revista Interviú y el año siguiente, director de Reporter. Luego fue subdirector de El Periódico de Cataluña. La cumbre la alcanzó como fundador y primer director del semanario de información general Tiempo, en 1982. Publicó la primera entrevista a la Reina Sofía y la revista alcanzó con él los 400.000 ejemplares de tirada. Más tarde abandonó el grupo y dirigió la revista Tribuna de Actualidad. En 1983 recibió el Premio Nacional de Entrevistas Manuel del Arco y el Mariano José de Larra.

Su trayectoria profesional tuvo momentos polémicos, que le costaron, entre otras cosas, una condena de 30 millones de pesetas (más de 180.000 euros) por permitir que Antonia Dell'Atte insultara a Ana Obregón en La máquina... y 12.000 euros por publicar en Tribuna que la actriz Amparo Muñoz sufría sida. En su último libro, Un hombre solo (Styria, 2008), hizo acto de contricción y criticó los excesos del periodismo actual.

El cónsul español en Asunción, Alberto Cerezo, explicó ayer que el cuerpo de Lago será incinerado y sus cenizas, repatriadas a España, posiblemente este viernes.

Julián Lago, el pasado año en Barcelona.
Julián Lago, el pasado año en Barcelona.EFE

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