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Estrasburgo prima la salud

Mónica Ceberio Belaza

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se pronunció en 2001 sobre un caso de objeción de conciencia farmacéutica, y negó el derecho: estableció que los boticarios estaban obligados a dispensar anticonceptivos y que no podían negarse a hacerlo basándose en su libertad de conciencia.

Bruno Pichon y Marie-Line Sajous tenían una farmacia en el pueblo de Salleboeuf. Era la única de la localidad. Tres mujeres entraron, un mismo día, con recetas médicas de anticonceptivos. Los farmacéuticos se negaron y ellas acudieron a los tribunales para hacer valer sus derechos.

La justicia francesa dio la razón a las mujeres. Los boticarios recurrieron y el caso llegó finalmente a Estrasburgo. Los jueces no admitieron el recurso a trámite. Dijeron que, como los anticonceptivos sólo pueden comprarse en una farmacia, los boticarios no podían hacer prevalecer sus creencias sobre su deber jurídico, ni imponer sus ideas a los demás. Los jueces entendieron que había otras esferas en las que manifestar la propia religión, fuera del ámbito profesional.

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Esta decisión se refiere a anticonceptivos ordinarios, pero la píldora del día siguiente, según la OMS y la Agencia Española del Medicamento es un anticonceptivo de emergencia. No se considera abortiva.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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