_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Confusión

Cuando un niño aprende a leer, que es un momento puntual de iluminación, no puede evitar recitar en voz alta lo que pone en todos los carteles y letreros que ve por la calle. Esto nos ha pasado a todos. A partir de ese momento, como tal cosa no se puede desaprender, ya estamos perdidos para siempre. De hecho, de adultos, por mucho que finjamos desinterés, seguimos leyendo todo lo que nos encontramos a nuestro paso. Es así que, de un tiempo a esta parte, ha aparecido en medio del paisaje urbano una nueva cadena de tiendas de Amancio Ortega. Dada la singularidad del personaje y la repercusión mundial de sus negocios, no creo que nombrarla sea considerado publicidad barata: se trata de Zara Home. Un servidor no conoce absolutamente a nadie que no interpretara el rótulo de las nuevas tiendas como un reclamo para una cadena de ropa masculina. Pero, al entrar todos ufanos a comprarnos una americana a buen precio, salta la sorpresa: el local está lleno de ropa de cama, alfombras, felpudos y alguna cuchara de palo.

No hay nadie que no interprete el rótulo de Zara Home como un reclamo de ropa masculina
Más información
Qué poco significan las palabras

El error consiste en pensar que el nombre de la tienda está en gallego. Y no, señor: está en inglés. De ahí lo de home, hogar en inglés (pronunciado h?um en transcripción fonética) y no hombre en gallego (pronunciado home como Dios manda). Es una confusión comprensible porque los gallegos pensamos que somos el centro del universo (cosa que es cierta en cierto modo) pero una multinacional tiene que poner un nombre internacional a sus ramificaciones para que lo que vende se entienda en Shanghai o en Barquisimeto, por mucho que en esos sitios no se hable ni papa de inglés. Una curiosísima prolongación en negativo de esta distorsión idiomática nos la contaba el otro día el doctor Enrique Varela. El confundido esta vez era alemán y reflexionaba en voz alta leyendo un cartel: "Home lo entiendo: es inglés; lo de Müller es un poco raro que aparezca aquí, aunque es un apellido alemán de lo más corriente; pero lo de neno sí que no lo entiendo". Es obvio que el hombre estaba ante otra tienda, esta vez si de tejidos y confecciones, y no comprendía que la ropa que allí se vendía era para caballero, señora y niño (home, muller, neno).

(Otros casos de confusión parecen dar con el verdadero significado oculto de las palabras. El guitarrista de Los Elegantes, Juan Manuel del Olmo, salió una noche de parranda y, volviendo algo achispado a casa de madrugada, casi se muere de la risa al leer Banco Español de Cerdito por la calle. Leyó y releyó aquel rótulo pero siempre salía lo de cerdito. Evidentemente se trataba del Banco Español de Crédito pero, visto lo visto, el bueno de Juanma no andaba muy equivocado.)

Alguna vez se ha intentado buscar una palabra totalmente original que no pertenezca a ningún idioma y no signifique nada. Es el caso de Fanta (perdón por nombrar marcas otra vez, pero es inevitable). Los creadores del refresco buscaron denodadamente y dieron con ese nombre pronunciable en cualquier idioma y sin más significado que un cierto eco de fantástico. Pues bien, la bebida salió a la calle y se enteraron de que fanta era una palabra muy común en alguna lengua africana. Algo parecido pasó con dadá: no significaba nada en los idiomas de sus creadores, pero sí en algún otro. ¿Quiere esto decir que el gallego es sólo una colección de palabras que, leídas por hablantes foráneos, siempre tienen otro significado? El caso de la gestación de A Cidade da Cultura es significativo. Cuando Pérez Varela encargó a Eisenman el proyecto, incluyó la palabra imaxe para uno de los edificios: Cidade da Imaxe, Templo Sagrado da Imaxe o cualquier sandez de ese tipo. El arquitecto preguntó si se refería a un Imax, un supercine de pantalla megapanorámica de esos. El entonces conselleiro de cultura, ni corto ni perezoso, dijo que bueno, que sí, que por qué no, y en ese momento empezó la ruina presupuestaria del monstruo. ¿Tendrá la palabra fraga otro significado en otro idioma? Habrá que estudiarlo a la hora de poner el nombre del ex presidente a su mausoleo sin meter la pata escandalosamente. Si ya lo decían los chicos de King Crimson en su primer disco: "La confusión será mi epitafio".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_