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La resaca de un 'botellón' violento

Ruta 'afterhours' por la región

Cientos de jóvenes viajan para hacer 'botellón' en las ferias

De Leganés a San Sebastián de los Reyes. Luego Pozuelo; y la semana que viene, Majadahonda. Cientos de jóvenes madrileños saltan de fiesta en fiesta por toda la Comunidad. Son chicos entre 16 y 20 años, con más ganas de diversión que presupuesto. La bolsa con botellas de alcohol es su compañera en los transbordos de metro, tren o autobús. "Cuando llegan a los pueblos sólo les falta comprar el hielo" explica un vecino de Pozuelo que los ve descender del tren desde hace dos días.

La acumulación de fiestas patronales y las buenas conexiones favorecen el movimiento. "En verano nos aburrimos y nos hacemos todas las fiestas de Madrid", cuenta Raúl, de 17 años, y residente en Pozuelo. Las alternativas de ocio son limitadas. "Se puede ir a algún bar a Boadilla, pero poco más", se queja.

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"La Comunidad se ha convertido en un corredor que parece un afterhours", explica el decano del Colegio de Sociólogos de Madrid, Lorenzo Navarrete. "Los chicos que llegan de botellón no se identifican con los pueblos ni con los vecinos", plantea.

Los municipios no siempre están preparados para la avalancha (en Pozuelo se duplicó la afluencia prevista). "Se habla con policías municipales de otras localidades para los controles de alcoholemia, pero no podemos controlar que los jóvenes vengan de otros pueblos", explica África Sánchez, concejal de fiestas de Pozuelo.

En un pueblo tranquilo, con bajas tasas de delincuencia y altas de renta per cápita, disturbios como los de la madrugada del pasado domingo producen perplejidad. Las fiestas de Pozuelo de Alarcón no son de las más concurridas de la zona.

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Los peñistas, con un quinto de cerveza en una mano y una trompeta en la otra, confesaban ayer no reconocer su fiesta en los grupos de jóvenes bebiendo en una pradera y buscando líos. "Nosotros nos divertimos aquí en el centro y nunca hay ningún problema", explica Antonio Mur, que preside la agrupación El Albero. Les pasa lo mismo a los vecinos consultados, que nunca imaginaron que podría organizarse una batalla campal como la del fin de semana. Algo tan violento, con intento de asalto a la comisaría de policía, les ha pillado de sorpresa. "¿Dónde se ha visto esto? Si aquí no hay ni problemas de botellón", se pregunta Esperanza. La misma estupefacción manifiesta José Manuel López, profesor del instituto público Gerardo Diego: "Siempre que hay alcohol y fiesta puede pasar algo, pero lo ocurrido nos extrañó mucho. Aquí los jóvenes generan muy pocos conflictos. Hay tribus y pequeños grupos que pueden dar problemas, pero eso nunca se ha manifestado en Pozuelo, sino que se traslada a Madrid".

El carácter recogido de las fiestas es motivo de queja para algunos jóvenes, que suelen salir de marcha por la capital debido a la falta de zonas de ocio en Pozuelo. Gonzalo, de 20 años, apostilla: "Estas fiestas son las peores de Madrid. El Ayuntamiento tiene pelas y las podría hacer más guapas. Y claro, si te cortan el rollo a las 3.00, cuando estás de subidón, se lía".

El Ayuntamiento niega que disolviera el botellón a esa hora y asegura que la presencia policial para atender a un herido ocasionó los incidentes. La normalidad ha vuelto, con menos público en la feria. Queda alguna huella del fuego. La casa donde un hombre fue herido de un botellazo está cerrada a cal y canto.

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