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Karzai maniobra para evitar una segunda vuelta

El presidente afgano teme no llegar al 50% si se descuenta el voto fraudulento

La Comisión Electoral de Quejas (CEQ) de Afganistán, el organismo de control avalado por Naciones Unidas, vivía ayer un frenesí de reuniones y negociaciones en vísperas de anunciar el resultado oficial de las elecciones presidenciales. Una segunda vuelta "es algo muy posible", apuntó el embajador afgano en EE UU y hombre de confianza del presidente Hamid Karzai.

En Washington se ha filtrado a la prensa que, descartados los votos fraudulentos, Karzai bajó del 54,6% de los sufragios anunciados provisionalmente hasta el 47%, por debajo del umbral del 50% necesario para la reelección automática. Afganistán no termina de encontrar una vía de salida y las señales llegadas ayer desde Kabul eran de un duro pulso entre las partes implicadas. Fuentes de la capital daban cuenta de intensas negociaciones y reuniones a la espera de un anuncio de resultados que puede producirse hoy mismo. "La situación se tensa por minutos", reveló una fuente conocedora de los vaivenes citada por la agencia Reuters.

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The Washington Post anunció que Karzai se quedará en el 47% de los sufragios, tres puntos por debajo de lo necesario para evitar una segunda vuelta. Un portavoz presidencial salió al paso de esas especulaciones: "No vemos que vayamos a ir a una segunda vuelta". El segundo candidato y eventual rival de Karzai en tal consulta, Abdulá Abdulá, se sumó a la confusión. Si el día anterior dejó entender que podría entrar en un Gobierno con Karzai, lo que supondría que renuncia a la carrera presidencial, ayer abogó por ir de nuevo a las urnas. "Es lo que prefiero", declaró. "Estamos preparados".

El embajador afgano Said Tayeb Jawad consideró en Washington como "algo muy posible" la celebración de una nueva ronda electoral, para la que ya se han impreso las papeletas necesarias. El foco estaba volcado en lo que pueda hacer Karzai. Un representante suyo en la CEQ ha dimitido esta semana por considerar que se estaban manipulando los resultados de las urnas en detrimento de su presidente.

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Los escenarios son múltiples, pero el portazo de ese vocal del CEQ da verosimilitud a la tesis de Francesc Vendrell, quien hasta el año pasado y durante seis fuera representante de la Unión Europea en Afganistán. Le parece factible que Karzai "pida el amparo del Tribunal Constitucional contra lo que considera una injerencia intolerable de la comunidad internacional. Y el Tribunal Constitucional, formado por gente que le es leal, le dará la razón".

Si Karzai se escudara en el Constitucional para negar el veredicto de la CEQ, precedido por denuncias de gigantesco fraude electoral, agravaría la frustración ya existente en la comunidad internacional con su gestión, minada también a ojos de los afganos por la ineficacia y la corrupción. Sería formalmente menos conflictiva la celebración de una nueva consulta, en teoría en un plazo de dos semanas, aunque el embajador Jawad lo considera prematuro y se inclina a pensar que será de aquí a un mes.

"Es ridículo pretender celebrar nuevas elecciones ahora porque la situación climatológica es adversa. Además, sin cambios en la composición de la Comisión Electoral Independiente habrá un nuevo fraude", mantiene Vendrell. "No se puede permitir que Karzai siga en este periodo de interinidad con los mismos poderes. Creo que habría que formar un Gobierno de unidad nacional -y no un Gobierno de Karzai y Abdulá- que rija el país durante cinco o seis meses hasta que se pueden convocar simultáneamente la segunda vuelta de las presidenciales y las parlamentarias previstas para el próximo año".

"Retrasarlas hasta la próxima primavera será un desastre", mantiene el embajador en Washington. "Crearía confusión, mucha incertidumbre y complicaría más las relaciones" con el mundo exterior.

El mundo, y la UE en particular, está a la espera de lo que decida Barack Obama, retenido en su análisis de la situación mientras espera que se aclare el confuso panorama electoral afgano.

Sobre el terreno, la situación sigue empantanada. Afganos civiles y soldados aliados se sumaron ayer a la nutrida lista de muertos habidos en el que está resultando el año más sangriento desde el derrocamiento de los talibanes en 2001. Una mujer y una niña perecieron en una operación antitalibán ejecutada por fuerzas aliadas y afganas en el sureste del país al tiempo que un padre y sus dos hijas eran víctimas -una de las niñas murió- de otra operación de soldados daneses en el sur. Más de 1.500 civiles han perdido la vida en 2009 en Afganistán por acciones atribuidas por Naciones Unidas en un 68% a ataques de los islamistas y en un 23% a acciones de soldados afganos o internacionales.

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