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Mascarilla nada más entrar al ambulatorio

Elena G. Sevillano

Un cartel avisa nada más entrar. "Si cree que tiene síntomas de gripe (fiebre de más de 38 grados, tos, etcétera) acuda a la unidad administrativa". Allí es donde, según el protocolo, al supuesto griposo le deben dar una mascarilla, "priorizar su asistencia" para que espere en la sala lo menos posible y "habilitar una zona específica" en esa sala, "bien ventilada" y con "papeleras y lavamanos". Pero no suele ser así. "En todo el mes de octubre sólo han llegado uno o dos. La gente entra directamente a las consultas", dice la administrativa del centro de Andrés Mellado. ¿Y el aislamiento? Sonríe. "Aquí no tenemos sitio para aislar a nadie".

La Sociedad Madrileña de Medicina de Familia también se ha dado cuenta de que el uso de la mascarilla "no parece que se haya generalizado". Asegura que es una medida "llamativa, pero poco eficaz". Las características de los centros de salud, añade, hacen imposible evitar que los pacientes con gripe deambulen por el centro y que se "compartan espacios". Pero no hay que preocuparse. Los síntomas son leves y la enfermedad ya está muy extendida.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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