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Crónica:Gran Premio de Brasil
Crónica
Texto informativo con interpretación

Brawn lleva a la gloria a Button

El británico logra el Mundial con un coche impecable - La nueva escudería conquista el título de constructores en su debut - Webber gana en Interlagos y Alonso se retira en la primera vuelta

La bandera a cuadros se agitó cuando el Red Bull de Mark Webber cruzó la línea de llegada, secundado por el polaco Robert Kubica y el británico Lewis Hamilton. Los tres habían realizado una carrera impresionante. Sin embargo, el público estaba pendiente de otras cosas ayer en Interlagos. Los mejores aplausos no fueron para ellos. Se los llevó el quinto clasificado, Jenson Button, un piloto que ayer se descolgó el cartel de eterna promesa que había llevado en el cuello desde que entró en la fórmula 1, a los 20 años de la mano de Frank Williams en 2000. La suya ha sido una carrera de altibajos. Pasó de una escudería a otra con más pena que gloria, a la espera de que alguien le diera un coche ganador. Y este año lo encontró. Ross Brawn, el mago de la técnica, puso en sus manos un monoplaza impecable, el mejor de la parrilla. Y Button pudo cuadrar su sueño de convertirse en campeón del mundo.

El 'mago' Ross Brawn, de natural impasible, esbozó al fin una sonrisa
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A nadie le importó que ni siquiera entrara en el podio del Gran Premio de Brasil. Daba lo mismo. Cuando Button cruzó la meta, levantó un brazo hacia el cielo, luego los dos y comenzó a cantar la canción We are the champions. "Chicos, somos campeones", les dijo a su equipo. Ross Brawn, impasible en el muro del pit lane, esbozó una sonrisa y felicitó a las personas que le rodeaban.

En el taller, un veterano de las carreras, John Old Boy, que llegó a subirse al podio en un rally de Inglaterra, no podía evitar que sus ojos se nublaran. Es el padre de Button, el hombre que nunca había perdido la confianza en su hijo, el que le había metido en el cuerpo el gusanillo de la competición. Pero, fundamentalmente, un gran seguidor de la F-1 que desde su juventud nunca se había perdido una sola carrera.

"No es por ti", le dijo a Jenson cuando pudieron abrazarse. "Lo que has hecho es muy importante, pero lo que realmente me emociona es que has entrado a formar parte de un grupo de pilotos que ha llenado mi vida: Ayrton Senna, Alain Prost, Jackie Stewart, Jim Clark, Michael Schumacher. Ahora eres uno de ellos".

El título le llega a Button a los 29 años y tras una segunda parte del campeonato en la que no convenció a nadie. "Lo sé", se justificó. "Muchos dicen que Vettel y Barrichello han logrado más puntos que yo en esta fase, pero ganar el título es una cuestión de regularidad". Había ganado cinco de las siete primeras carreras de forma impecable y eso le bastó. Acabó con una ventaja de 15 puntos sobre Vettel y de 17 sobre Barrichello a falta de una carrera, la de Abu Dabi. Y fue suficiente.

Ayer corrió con convicción, adelantando cuando le hizo falta, conservando en la parte final, cuando tenía el título a tiro. Escapando de los líos creados por el incidente entre Trulli y Sutil en el que se vio implicado Alonso y que les costó el abandono a los tres en las primeras curvas, mientras Alguersuari acababa 14º. Button estuvo sereno, a pesar de salir tan mal en la 14ª posición. Corrió bien. Pendiente de Barrichello -partió de la pole, y tenía el podio asegurado, cuando tuvo que entrar en boxes a cambiar los neumáticos- y de Vettel. Y pudo recoger un premio por el que empezaba a desesperarse.

Sufrió mucho en el camino. Lo pasó mal cuando Williams le desechó para fichar a Montoya en 2001. Luego pasó dos años malos en Benetton Renault. Y cuando entró en BAR Honda le pareció que el mundo se le abría. Se peleó con Williams en 2005 y le tuvo que indemnizar con 20 millones de euros para irse a Honda. Su mejor año fue 2004, cuando acabó tercero en el Mundial.

Pero su primera victoria no llegaba: tardó 113 carreras (Hungría 2006). Y luego, el desastre: ganó seis puntos en 2007 y sólo tres en 2008. "En Honda no había dirección. Por eso apoyé la llegada de Ross Brawn", comentó.

En 2008 sufrió el escarnio de ver cómo un joven piloto le arrebataba la gloria en su propio país, al convertirse en campeón en su segundo año en la F-1. Era Lewis Hamilton. Pero él no se desesperó. Sólo necesitaba un buen coche. Brawn se lo concedió. La escudería es también el primer equipo nuevo -aunque recogió el testigo de Honda- que logra el título de constructores en su debut.

Jenson Button y Ross Brawn, tras proclamarse campeones del mundo de fórmula 1.
Jenson Button y Ross Brawn, tras proclamarse campeones del mundo de fórmula 1.REUTERS

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