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Golpe a la jefatura de ETA

Canteras familiares de terroristas

Aitor Elizarán Aguilar, como otros hijos de kale borroka, se familiarizó en casa con la lucha armada. Es hijo de un exiliado que perdió la vida en 1979 en un hospital de Bayona (Francia), días después de ser ametrallado en Biarritz, en una acción reivindicada por dos organizaciones de extrema derecha: Acción Nacional Española y Grupos Armados Españoles.

Elizarán repite un cliché familiar bastante habitual entre algunos activistas de ETA. Formar parte de esa generación en el entorno de los 30 años que se ha hecho con el control armado de la banda terrorista. Txeroki, por ejemplo, tiene 32.

La cantera familiar de ETA aporta de hecho situaciones entrelazadas. Los hermanos Gogeaskoetxea, con clara ascendencia en la cúpula de la organización, vieron en sus padres una guía para adentrarse en el terrorismo. Y por si fuera poco, hasta dos de sus primos, Asier y Kepa Arronategui, se encuentran en prisión por causas relacionadas con ETA, al igual que la novia de este último, hija de otro veterano etarra abatido hace años por la Guardia Civil. Junto a ellos, apellidos como los de Urrutikoetxea (Egoiz, hijo de Josu Ternera, se integró en ETA tras su paso por la kale borroka), Aracama (una hija de Macario está en prisión) o Troitiño (el padre fue uno de los responsables del atentado de Hipercor y un hijo, lugarteniente de Txeroki) jalonan esta íntima relación entre la familia y el terrorismo etarra.

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