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"Mi principal carrera la gané un 27 de noviembre"

Carlos Arribas

Cuando éramos jóvenes y despreocupados, titula nostálgico sus memorias Laurent Fignon, una constatación vital que el ciclista parisino, ganador de dos Tours, convierte en letra impresa ahora, cerca de los 50, su vida amenazada por un feroz cáncer. Alberto Contador también ha ganado dos Tours, pero cuando escriba sus memorias no podrá hablar de despreocupación, sino de cómo la vida le hizo ver a los 21 años que ser joven, ser deportista, ser fuerte, no significaba ser inmune, de cómo podía ser joven, pero no despreocupado. La cicatriz en su cabeza explica por qué, y él, de palabra, lo ha contado alguna vez, pero nunca tan bien como ayer, en Madrid, cuando habló para agradecer a la Sociedad Española de Neurología el Premio Ictus.

Porque Alberto Contador sufrió un ictus -una hemorragia cerebral- a los 21 años, mientras disputaba una etapa de la Vuelta a Asturias, en mayo de 2004. "Unos días antes empezó a dolerme muchísimo la cabeza, pero yo sólo pensaba en el Tour, en prepararme bien para mi debut. Así que había una carrera de dos días en Madrid y fui a correr", dice. "El segundo día, en Guadarrama, antes de subir Navacerrada, empecé a sentirme muy mal, con un dolor de cabeza terrible. 'Me siento mal', dije por el micrófono al coche del equipo. Me senté en la cuneta y me subí al coche. Seguí con el dolor de cabeza, pero cegado pensando en el Tour no renuncié a correr la Vuelta a Asturias unos días después. El primer día sentí mucho frío, me abrigué muchísimo. Recuerdo que había muchos cortes y mi equipo tenía que tirar en cabeza. Me puse a tirar y no me acuerdo de más. Luego me dijeron que me caí de la bici, que en el suelo empecé a sufrir convulsiones, que los médicos vieron que era un coágulo pero que sospechaban que me lo había producido la caída. Yo me miraba los nudillos, pelados y pensaba que no, que no me había dado en la cabeza. Unos días después se repitió el episodio cuando estaba en casa. En el hospital Ramón y Cajal descubrieron que tenía un cavernoma. Una malformación congénita. 'O te operas, que es arriesgado, o te pasas la vida dependiendo de los demás'. La bici era entonces secundaria, era otra carrera. Di el paso. '¿Dónde hay que firmar?'. Tuve la suerte de que salió bien. O quizás es que yo tenía muchas ganas de que saliera bien. Me recuperé bastante bien y el 27 de noviembre gané mi principal carrera: volví a montar en bici. No sé qué día he ganado los Tours, el Giro o la Vuelta, pero esa fecha no se me olvida. Mes y medio después gané la etapa reina de la Vuelta a Australia. Es una victoria modesta, pero para mí sigue siendo la más importante".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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