Rigor táctico, fútbol práctico

Tropiezo ante la República Checa, batacazo contra Turquía y una victoria estéril sobre Portugal. La insípida participación de Suiza en la pasada Eurocopa, de la que era anfitriona junto a Austria, le valió tantos adjetivos peyorativos como el cargo al seleccionador, Kobi Kuhn. El relevo lo tomó el laureado Ottmar Hitzfeld, que sacudió a Suiza con un fútbol tan pragmático como efectivo. "Si mi padre viera este éxito, y no el del Bayern o el Dortmund, sería feliz porque ésta es nuestra patria", asegura. Arrancará el Mundial ante España.

Para Hitzfeld el fútbol es simple. "Orden y ganar, de eso se trata", aclara. Lo cumple a rajatabla.

En el Bayern, club cuadriculado en el que predomina el físico y la táctica sobre el ingenio, Hitzfeld, jugador discreto (Basilea, Lugano y Lucerna) y profesor de matemáticas, se hizo el rey. Forzó la salida del genial Basler cuando pidió el salario de Effenberg, se las tuvo con Matthäus y multó a Elber y Lizarazu por mal comportamiento. Pero ganó dos Champions (Borussia y Bayern), seis Bundesligas y dos Copas. Tal fue su relevancia en Europa que acabó con ofertas del Madrid (1997) y el Chelsea (2004) sobre la mesa. Las rechazó. "No tenía fuerzas para iniciar una nueva aventura", replicó.

Ahora, con el juego del Arsenal y el Barça como referencia -"el fútbol del futuro", lo define- dirige con solvencia a Suiza, que sólo ha perdido un partido en la fase clasificatoria y que ya fija el éxito en igualar los cuartos obtenidos en 1934, 1938 y 1954.

Hitzfeld no ha dudado en tirar de los jóvenes. Cambió al meta Zuberbühler por Benaglio y dio cabida al ariete Derdyyok (Leverkusen) y al medio Fernandes (Saint-Etienne). Los puntales: el zaguero Senderos (Arsenal), el timón Barnetta (Leverkusen) y los puntas N'Kufo (Twente) y Frei (Basilea). "Nuestra meta es estar en el Mundial y para ello necesitamos profesionalismo", apuntó Hitzfeld al asumir el mando de Suiza. Dicho y hecho. "España es favorita. Se trata de un grupo duro, pero accesible", convino ayer.