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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Concertación vacila

La derrota del centro-izquierda en las presidenciales chilenas se dirime en enero

Un cuasi ganador, un cuasi derrotado y un tercero en discordia, del que se dice que puede dar la victoria a uno u otro en las elecciones presidenciales chilenas, sin que nada fundamental vaya a cambiar en ninguno de los casos. El candidato derechista, Sebastián Piñera, ganó el domingo holgada pero insuficientemente la primera vuelta con un 44% de sufragios, contra el 30% escaso del candidato de la Concertación -centro-izquierda-, el democristiano y ex presidente Eduardo Frei. El disidente socialista -y de la Concertación- Marco Enríquez-Ominami consiguió un 20% de los votos, que en teoría restó a Frei, pero que podrían devolverle la vida en segunda vuelta, si fuera posible sumarlos a los suyos.

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Ominami votará por Frei en la segunda vuelta de las elecciones chilenas

A eso se van a dedicar las dos grandes coaliciones de aquí al 17 de enero en que Chile votará definitivamente presidente: a pescar y seducir a los votantes de esa tercera fuerza. Y aunque la aritmética no engañe, esta vez puede que sí lo haga, porque el voto a Ominami rechaza a la vez a Frei y a Piñera, con lo que nadie sabe cuál puede ser su destino.

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Lo importante de las elecciones chilenas es que, aunque se trate de la primera derrota de la Concertación desde que llegara al poder en 1990, y esta derrota se ratifique en la segunda vuelta, las cosas no cambiarían por ello demasiado.

Piñera ha asegurado que seguiría con la política económica de la presidenta saliente, la socialista Michelle Bachelet, que deja el poder con tasas de aceptación estratosféricas. Y eso en sí mismo ya dice mucho sobre el votante chileno, que se pirra por una mandataria socialista, pero que vota inicialmente a la derecha para sucederla; y que puede favorecer en la Cámara baja a la coalición de Piñera, sin por ello dejar de sostener una mayoría alternativa en el Senado. Es un votante, el del país más rico y estable de América Latina, que quiere que las caras se aireen un poco después de dos décadas de variaciones sobre el mismo terreno; pero también que lo fundamental, la prosperidad, siga como está.

Ése es el éxito por el que, a los 20 años del restablecimiento de la democracia, tras la dictadura de Pinochet, hay que felicitar a la Concertación. El inicio de una alternancia de gobierno sólo confirmaría hoy lo bien que esa coalición ha hecho las cosas. Algo que está en la base de la invitación formal que acaba de hacer la OCDE para que Chile se incorpore a sus filas a partir del año próximo.

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