_
_
_
_
_
Reportaje:

Dylan y las máquinas

La media milla de la moda de Fuencarral suena a bakalao, hip-hop o Blondie

Carlos Marcos

"Knock, knock, knockin' on heaven's door/ knock, knock, knockin' on heaven's door...". Con el frío pelón que hace en las calles del centro de Madrid, la canción de Bob Dylan produce el mismo efecto que un carajillo: entona y acalora.

El que la canta es Dan, un músico callejero galés que lleva en Madrid tres meses y ya se las arregla en castellano. Una chica con una bolsa de una tienda de ropa se acerca a Dan. Le echa una moneda, le hace una señal con la cabeza que sólo puede significar "¿puedo?" y se suma a cantar, con la afinación perfecta, por cierto: "I feel like I'm knockin' on heaven's door". Así es el ambiente en la media milla de la moda juvenil de la ciudad. Es el tramo entre el número 1 y el 50 de la calle de Fuencarral, unos 500 metros, ahora peatonales, donde se concentran los establecimientos y las gentes más modernas de Madrid.

En el mercado del barrio el tablón de anuncios respira música
"Vienen chicos que empiezan a rapear a dejar su maqueta", dice un dependiente

Este trecho tan sofisticado emite sonidos por todos sus rincones. Al entrar, por ejemplo, en Glam, una tienda de eso, glam, que vende modelos y calzados molones para tipos sin sentido del ridículo. La entrada podría ser perfectamente un club nocturno: un largo pasillo con un puñado de lucecitas verdes que puntean en el cuerpo. Un psicodélico póster de una mujer en harapos bajo el título de Evolucion Queen te invita a pasar. Suena una canción de eso que llaman "electrónica inteligente". La dependienta, Ilda, de 22 años, no está muy de acuerdo con la selección: "Al dueño de la tienda le gusta este chill out. Pero nosotros nos traemos discos de Blondie y Elvis, que la verdad es que pegan más con la tienda".

Un poco más arriba lo que suena es hip-hop. Bronco Estilo es establecimiento de referencia para la parroquia rapera. El dueño es Paco King, histórico del movimiento hiphopero madrileño como miembro de El Club de los Poetas Violentos. Por las tardes atiende Charly, de 27 años, ataviado con una gorra y un collar de plata que ni Eminem. Mientras la gente curiosea en la tienda, Charly pincha vídeos de raperos en una hermosa pantalla. "Lo que más se vende son los pendientes dorados en forma de pistolas. Son baratos (15 euros) y a los chavales les encanta ponérselos para salir el fin de semana", dice Charly.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Las hebillas con el símbolo del dólar (a 20 euros) y unas estrambóticas gafas similares a las que utiliza el rapero estadounidense Kanye West (a 10 euretes) también son muy solicitadas. Por supuesto, hay ropa, eso sí, toda muy ancha. "Vienen muchos chicos que empiezan a rapear a dejarnos su maqueta con sus rimas. Las pinchamos en la tienda", apunta Charly mientras la pantalla muestra un vídeo de Jotamayúscula.

Ya en el mercado de Fuencarral, amplio espacio con tiendas de ropa y complementos modernos y pop, el tablón de anuncios respira música en cada rincón. Informan de que Fangoria organiza dos de sus verbeneras fiestas los días 17 y 18 de febrero en Joy Eslava; que el sutil Dominique A actúa el 14 de enero en Galileo Galilei, y que una "banda de rock de garage metal busca bajista, contundente e intenso (y con púa)". Verónica y Desiré, las dos de 29 años y dependientas de tiendas del Mercado, tienen una queja: no soportan el hilo musical. Están en la parte de arriba del mercado, donde se encuentran los altavoces. "Y es insoportable esta música maquinera. A diario está mucho mejor, porque suena pop español como Deluxe, Sidonie o Lory Meyers. Pero los fines de semana... Quizá tengan razón los responsables del mercado y esta música electrónica incite a la compra, pero para los que trabajamos aquí, estar escuchando ocho horas esto es agobiante".

Los hay que están encantados con la peatonalización de la calle, como Sandro, un italiano de 57 años que lleva 15 al frente de Tamburi y Hereza, donde vende ropa llamativa. "Multipeliculero", define Sandro el estilo de sus prendas. Un cartel de los Beatles, época Sgt. Peppers, reina en la entrada y suena una sublime Ella Fitzgerald. "Somos la alternativa a esas tiendas franquicias que sólo ponen música machacona. Aquí suenan los Beatles, David Bowie o los grandes del jazz", defiende.

Y los hay que están en contra de la nueva estructura peatonal. Es el caso de Luciano, argentino de 32 años, responsable del establecimiento de tatuajes Tattoo Magic: "Ahora las tiendas pierden importancia. La gente viene a pasear, pero no entra. Y, además, está más sucia, porque por la noche la gente la utiliza para hacer botellón". En su tienda se escuchan grupos punk como NOFX o Pennywise y el country de Johnny Cash. "Música relacionada con los tatuajes", señala Luciano.

Dan, el músico callejero que interpretaba a Dylan, cubre su melena con una gorra roja de lana de la selección de su país, Gales. Interpreta ahora Wish you were here, la monumental canción de Pink Floyd. Al terminar, comenta: "Hay días que me saco 30 euros y otros 80. Llevo tres meses en Madrid. He venido a España a ver... En 2010 haré una gira con mi banda, que está en Gales". Una mujer se le acerca y solicita: "¿Podrías tocar algo de Cat Stevens". Dan responde un "right" y comienzan las primeras notas de Wild world. Sí, definitivamente, la calle de Fuencarral suena bien.

El tablón de anuncios del mercado de Fuencarral, que rebosa de carteles relacionados con la música.
El tablón de anuncios del mercado de Fuencarral, que rebosa de carteles relacionados con la música.GORKA LEJARCEGI

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_