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Reportaje:

Sauber hace titular a De la Rosa

El español correrá el Mundial de F-1 con la escudería suiza y es, con 38 años, el segundo más veterano de la parrilla, tras Schumacher - "Era ahora o nunca, mi última oportunidad", dice

Cuando las dudas lo invadían todo, Peter Sauber anunció ayer por la mañana el fichaje de Pedro Martínez de la Rosa para la próxima temporada de fórmula uno. Sólo 24 horas antes parecía inminente la llegada del italiano Giancarlo Fisichella a la escudería suiza. "Yo mismo habría asegurado que estaba fuera", confesó ayer el español, que el próximo mes cumplirá 39 años. Sin embargo, el lunes por la tarde De la Rosa recibió una llamada del patrón del equipo y acudió a una cita en la misma sede de Sauber, a unos 20 kilómetros de su residencia en Zúrich. Entonces no se cerró ningún acuerdo. Pero Sauber volvió a llamarle ayer para confirmarle que en el próximo Mundial dispondrá de un volante como piloto oficial y compañero del japonés Kamui Kobayashi, de 23 años. De la Rosa será el tercer español en la parrilla, junto a Fernando Alonso (Ferrari) y Jaume Alguersuari (a la espera de la confirmación oficial por parte de Toro Rosso).

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"Se ha producido un cambio radical en 24 horas", comentó De la Rosa; "incluso para mí, ha sido una decisión inesperada, pero terriblemente gratificante. Era ahora o nunca, mi última oportunidad. Y me siento muy orgulloso de haber luchado por este volante hasta el último suspiro. Hoy mismo me harán el asiento y comenzaré a conocer a todo el equipo".

A sus 38 años, De la Rosa cumple uno de sus últimos sueños. Desde que fichó como piloto de pruebas de McLaren en 2003, siempre se mantuvo abierto a cualquier posibilidad de recuperar un puesto en la parrilla. Antes corrió para Arrows y Jaguar y en total ha disputado 71 grandes premios. Su mejor resultado fue un segundo puesto en Hungría, en 2006, con McLaren, cuando sustituyó a Juan Pablo Montoya. La escudería británica estuvo a punto de concederle un asiento en 2007 como compañero de Alonso, pero Ron Dennis optó por la juventud del británico Lewis Hamilton. Y de nuevo tuvo opciones en 2008 antes de que el equipo se decidiera por el finlandés Heikki Kovalainen.

Fueron dos grandes decepciones que parecían poner punto final al sueño de De la Rosa. Hasta que la ampliación de la parrilla a otros cuatro equipos esta temporada le permitió albergar nuevas esperanzas. Tuvo ofertas de US F1 y de Adrián Campos, pero las rechazó por la falta de garantías económicas y de un proyecto deportivo consolidado. Entonces recibió una llamada de Sauber preguntándole si estaría dispuesto a correr para ellos. Se produjo poco después de que éste hubiera comprado el equipo a BMW y de que la asociación y la federación internacional aceptaran su incorporación a la parrilla de 2010.

"Era la única posibilidad que me seducía", confiesa ahora De la Rosa, "pero las cosas se fueron complicando y cada vez me parecía una oportunidad más lejana". El catalán jugó a fondo sus bazas y pidió varios plazos a McLaren. Sauber anunció el fichaje de Kobayashi y comunicó su intención de fichar a un segundo piloto veterano que aportara experiencia. El puesto estaba entre De la Rosa y Fisichella, que contaba con el apoyo de Ferrari -es el tercer piloto de esta escudería y Sauber utiliza motores de la fábrica italiana-. La semana pasada parecía claro que el volante sería para el italiano. Pero ayer todo tomó otro rumbo.

"Pedro ha trabajado muchos años con un equipo puntero con la más alta tecnología", declaró Sauber; "puede aportarnos su experiencia, sus conocimientos técnicos y su gran nivel de conducción. Y puede ayudar mucho a Kobayashi. Creo que es la mejor combinación posible. Pero, obviamente, deberemos darles un coche decente".

Con 38 años, De la Rosa se convierte en el segundo piloto más veterano de la parrilla, por detrás del alemán Michael Schumacher (41) y por delante del brasileño Rubens Barrichello (37). Llega a Sauber prácticamente sin patrocinadores, aunque tiene casi asegurado un compromiso con Universia, de medio millón de euros, y ahora tendrá más fuerza para buscar otros apoyos.

Pedro Martínez de la Rosa, en 2005, al volante de un McLaren en Bahrein.
Pedro Martínez de la Rosa, en 2005, al volante de un McLaren en Bahrein.EFE

El equipo del electricista manitas

Los padres de Peter Sauber (Zúrich, Suiza, 1943) se llevaron un buen disgusto cuando su hijo les dijo que no tenía ninguna intención de seguir con la tradición familiar y trabajar de electricista y que prefería enfocar su trayectoria profesional al desarrollo de coches de carreras. Ahora, su familia está más que encantada de que tomara aquella decisión.

Sauber siempre fue un manitas, por más que inicialmente tuvo que ingeniárselas para diseñar sus bólidos en el sótano de casa. Arrancó con el C1 [en referencia a su mujer, Christiane] y más tarde llegaron los otros C -el prototipo que pilotarán De la Rosa y Kobayashi se identifica con las siglas C29-. Los coches de Sauber fueron incorporando progresivamente soluciones tecnológicas de vanguardia. Llegó a hacerlos correr en varias ediciones de Las 24 Horas de Le Mans (1977 y 1978). Más tarde (1979) decidió centrarse en el desarrollo de chasis para monoplazas, una circunstancia que le abrió las puertas de la fórmula 1. La buena relación que mantenía con Mercedes -fue uno de los impulsores de la carrera de Michael Schumacher- le vino de perlas a la hora de montar su propia estructura. En 1992, Sauber se trasladó a unas instalaciones de 6.500 metros cuadrados ubicadas en Hinwill (Suiza), donde aún mantiene su cuartel general. El C12 es el primer monoplaza de F-1 construido allí. Tres años más tarde, este electricista firmó un acuerdo muy potente con Red Bull y la petrolera malaya Petronas. El equipo fue trampeando hasta 2001, año en que fichó a Kimi Raikkonen, que formó pareja con Nick Heidfeld. El curso siguiente llegó Felipe Massa. Eso provocó que las expectativas se disparasen y la escudería concluyó el campeonato de constructores en la cuarta posición.

La temporada 2004 fue muy importante para la estructura porque fue entonces cuando decidió construir el túnel de viento, un elemento que durante algún tiempo sería la envidia de muchos equipos. El endeudamiento que le provocó la construcción del túnel y las trabas que encontró para propulsar los bólidos con los motores Ferrari despertaron el interés de BMW, que llegó a un acuerdo y le compró el equipo (2005). Sin embargo, la compañía alemana anunció el curso pasado que se retiraba del Mundial debido a la crisis, de modo que este electricista ido a más, uno de los personajes más respetados de la F-1, vuelve a asumir el control del equipo que lleva su nombre.

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