_
_
_
_
_
El debate nuclear

Los votos de CiU y PSC desairan a la Generalitat

Con partidarios del sí aplaudiendo desde la banqueta izquierda, sus contrarios resoplando por la derecha y gritos de "vendidos" tronando desde el exterior, siete concejales de Ascó (Tarragona) formalizaron la candidatura municipal para acoger el almacén de residuos nucleares. Pese a la oposición del presidente de la Generalitat, el socialista José Montilla, votaron a favor el concejal de su partido, otros cuatro de CiU y dos independientes. Lo hicieron con algún brazo tan rezagado que costó computarlo en la votación, y poniendo en un brete al Ejecutivo catalán, que a finales de año afrontará elecciones.

La Generalitat respondió que estudiará posibles recursos legales para bloquear una candidatura que no recurrirá por "respeto a la autonomía municipal". Industria deberá escoger entre Yebra (Guadalajara) y Ascó antes de junio.

Más información
Argumentario interno de CiU sobre el emplazamiento del almacén nuclear
"Les dije a Montilla y Mas que nos íbamos a presentar y lo aceptaban"

La presión ejercida sobre los concejales de Ascó afloró en un pleno abarrotado y en un pueblo tomado por los Mossos d'Esquadra. Sobre los concejales de CiU penden expedientes desde la dirección de su partido e improbables intentos de inhabilitación por haber trabajado antes en la nuclear de la localidad.

El alcalde, el convergente Rafael Vidal, narró aturdido el acoso sufrido estos días. "En algunos momentos la presión ha sido excesiva", protestó al borde del llanto. Y habló de la necesidad de atraer inversiones para el pueblo y garantizar su supervivencia una vez se clausuren los dos reactores, cuya vida útil finaliza alrededor de 2025.

Responsabilidad

"Solicitamos el almacén por responsabilidad, no por dinero", añadió Vidal y los contrarios irrumpieron en risas, replicadas con abucheos desde la otra banqueta. Fue la única interrupción hasta que el ex alcalde y actual concejal, Antoni Casanova, criticó a Vidal que no hubiera consultado la decisión con el pueblo. Luego cargó contra el Gobierno: "Se sacan las pulgas de encima y dejan la decisión en manos de nueve regidores desgraciados de un pueblo de 1.600 habitantes", lamentó entre aplausos. Su voto fue contrario pese a que él mismo adquirió los terrenos para la instalación cuando era alcalde y a que no se opuso al fondo sino a la forma.

Los partidarios del sí, más numerosos, salieron por la puerta trasera. Así evitaron a los cerca de 200 manifestantes que, a metro y medio de la entrada, protestaban contra el consistorio. "Traidores, el territorio no se vende", corearon bajo la pancarta que lucía el Ayuntamiento: "Ascó tiene derecho a decidir".

EL PAÍS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_