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Europa reclama a Obama que el G-20 coordine la ofensiva sobre la banca

Salgado aplaude a EE UU, pero rechaza limitar el tamaño de las entidades

Claudi Pérez

Ejecutado un banquero barcelonés por declararse en quiebra (la noticia es del año 1360, eso sí). Sin llegar a tanto, éstos no son tiempos fáciles para trabajar en banca: el hombre que llevó a la ruina al Royal Bank of Scotland se levantó un día en su casa de Edimburgo con el Mercedes destrozado. La sede de una entidad alemana fue desalojada hace poco por una amenaza de bomba. Hasta en Davos, el paraíso nevado de los banqueros, se prepara una protesta de los antiglobalización, convertidos en antifinanzas. "Los banqueros se ven a sí mismos estigmatizados", dice Nigel Nicholson, de la London School of Economics.

A la ira popular contra un sector que es uno de los culpables de la mayor recesión en generaciones se une ahora una ofensiva política para apretarle las tuercas. Barack Obama abrió la caja de los truenos la semana pasada. Europa levantó la voz ayer en Davos para no quedarse atrás y reclamó que el G-20 dirija las operaciones. La banca se defiende, claro, pero la guerra ha comenzado.

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La crisis financiera derivó en crisis económica, pero las mutaciones no han acabado ahí: con el crecimiento galopante del paro crece el descontento social, que amaga con una posible crisis política. Y los políticos no parecen dispuestos a pagar el pato: varios países europeos entraron ayer en el debate por el control de riesgos en el sector financiero, aunque en el trasfondo se adivina una lucha enconada entre EE UU y Europa por llevar la iniciativa. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, abrió fuego en Davos con una declaración de guerra al capitalismo de casino, a la desregulación financiera, a la globalización fuera de control y a casi todos los dogmas -hoy trasnochados- del Foro Económico Mundial. Pero ante todo reclamó una reforma profunda del sistema bancario.

"Obama está en lo cierto cuando quiere frenar la especulación. Pero ese debate no se puede confinar en las fronteras de un solo país: las finanzas son absolutamente globales. Es el G-20 quien debe tomar las riendas", dijo.

España también entró al trapo. La vicepresidenta Elena Salgado protagonizó la primera aparición en Davos del Gobierno de Zapatero desde 2004 con el mismo apoyo matizado a los planes de EE UU: "La línea que ha emprendido Obama es la correcta, aunque la reforma debe ser multilateral. No puede haber reglas distintas en cada país", explicó. El plan de Obama pasa por restringir las actividades más especulativas, gravar a las grandes entidades para recuperar parte del dinero gastado en los rescates y limitar el tamaño de los bancos para que en su caída no arrastren a la economía. Ese último punto no gusta: "El tamaño no es el problema fundamental", explicó ayer la ministra, en una línea muy similar a la defendida por el presidente del Santander, Emilio Botín. "No es la única variable a tener en cuenta: también hay que valorar la concentración de riesgos", abundó.

Sin aparecer por Davos, Obama está en boca de todos. Bob Diamond, presidente de Barclays, arremetió contra los planes de EE UU: "Si se limita el tamaño de los bancos, habrá impactos negativos sobre el empleo y la economía". Peter Levene, de Lloyd's, aseguró que el gran peligro es "un exceso de regulación, unas reglas opresivas" que obliguen a los bancos a irse a lugares menos controlados. El financiero George Soros valoró los planes de Obama, aunque al cabo aseguró que "no resuelven el problema de las entidades demasiado grandes para caer". Pero Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York y gran gurú de la crisis, defendió la propuesta: "Hay que acabar con los excesos". Y dejó el ya tradicional recado para España: "La UE atraviesa quizá los momentos más difíciles. Si Grecia cae

[por sus problemas con la deuda], la eurozona tiene un problema. Pero si cae España es un desastre. España se está convirtiendo en una amenaza para la Unión".

Sarkozy interviene durante la primera jornada del World Economic Forum, ayer en la localidad suiza de Davos.
Sarkozy interviene durante la primera jornada del World Economic Forum, ayer en la localidad suiza de Davos.REUTERS

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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