"Deberíamos habernos ido antes"

Para los profesionales que el 21 de julio trabajaron en el incendio de Horta de Sant Joan (Terra Alta), nada es blanco ni es negro. Si pudieran regresar al pasado, dicen, actuarían de otro modo. Pero tampoco saben cómo podrían haber evitado la muerte de cinco compañeros. Es lo que se desprende de las declaraciones ante el juzgado efectuadas por Joan Herrera, sargento de los Graf (bomberos de élite) de Barcelona, y por Andreu Caravaca, que hizo de vigía para los bomberos que acabaron cercados por las llamas.

Según la declaración jurada, a la que ha tenido acceso este diario, Herrera explicó que desconoce si, con la información disponible el día de la tragedia, el centro de mando avanzado en Horta o el jefe de guardia (Delta 0) deberían haber tomado la decisión de evacuar la zona. Ahora sí sabe que se habría "marchado mucho antes" de allí de haber previsto el desenlace. Pero no podía porque, a su juicio (su visión de lo ocurrido es, como la de los demás, parcial) la trágica muerte de los bomberos "no se pudo prever en ese momento". Herrera constató que, en un momento dado, "las cosas se podían complicar" y, como prevención, amplió el área quemada. Pero no pudo medir hasta qué punto el riesgo podía ser letal. El sargento confirmó que no recibió ninguna orden de evacuación. Y que, en caso de haberlo hecho, los Graf tenían la última palabra. "Esto no es el Ejército", dijo. Caravaca alertó de que había que tener "cuidado" por la velocidad del viento y la intensidad de la columna de humo, pero admitió que es difícil decidir porque "resulta casi imposible tener toda la información".Herrera relató su breve encuentro con Jaume Arpa, uno de los bomberos fallecidos. Arpa le invitó a él y a los suyos a sumarse a su zona segura, le dijo que el fuego "no era para tanto" e intentó tranquilizarle sobre la reciente huida de las Brif, las brigadas del Ministerio de Medio Ambiente. El informe de los bomberos considera que la precipitada marcha de las Brif fue clave en el desenlace. El sargento detalló que sus miembros "se llamaron entre ellos gritándose y silbando" y "se marcharon sin decir nada". Herrera se mostró de acuerdo con otra de las conclusiones del informe: que la incorrecta dimensión de la zona de seguridad fue una de las causas de que sus compañeros quedaran acorralados.

Herrera se mostró "intranquilo", afirmó que no notó "ningún colapso en las comunicaciones" y aseguró que el cambio en la velocidad del viento (que pasó de 17 a 60 kilómetros por hora) no hacía prever que se produjera un contraviento. En este punto, el vigía de los Graf Lleida expuso otra visión. A su juicio, un cambio de velocidad de tal magnitud "suele producirse a partir de los 40 kilómetros por hora". Pero no contestó cuando le preguntaron si, con esa información, el jefe de guardia debía de haber previsto el fenómeno.

Humo intenso

Caravaca, que mantenía a los Graf de Lleida informados, dijo que a las 14.00 horas el incendio era "normal, sin nada destacable". Después observó más velocidad en el viento y una columna de humo que tomaba intensidad. En ese momento, indicó "cuidado" por el canal de comunicaciones, aunque declaró que era "casi imposible tener toda la información" para tomar una u otra decisión.

Según se desprende de lo declarado por los testigos, la directora general de Prevención y Extinción de Incendios de la Generalitat, Olga Lanau, acompañó a Herrera y a Caravaca a declarar, el pasado viernes, ante la juez de Gandesa que investiga el caso. A preguntas del letrado, Herrera afirmó que sabía que Lanau estaba allí y que "suponía" que era "por acompañamiento". Eso es, al menos, lo que ella les manifestó. "Igual que el subdirector general", Joan Rovira, que también se desplazó a Gandesa.

El Parlament, por otro lado, aprobará hoy la creación de una comisión de investigación sobre el incendio. Los grupos decidirán la representación de cada grupo y la fecha que iniciará sus trabajos.