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Reportaje:El desafío iraní

Europa intenta cerrar filas

El nuevo desplante de Ahmadineyad exaspera a los Gobiernos occidentales

Andrea Rizzi

La nueva provocación nuclear iraní causó ayer profunda irritación en las cancillerías occidentales, que habían acogido con extremo escepticismo el tono aperturista adoptado por Teherán en las últimas semanas, pero esperaban al menos evitar una nueva escalada de tensión. El enésimo desafío del régimen fuerza ahora a Occidente a acelerar la construcción de un consenso sobre una nueva ronda de sanciones.

El anuncio del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, cayó como un rayo en la jornada de clausura de la 46ª Conferencia de Seguridad de Múnich. El ministro de Defensa alemán, Karl-Theodor zu Guttenberg, puso palabras a la exasperación europea. Guttenberg instó a la comunidad internacional a dejar claro a Irán que "la paciencia está llegando a su límite" y avisó de que se hace cada vez más inevitable el tener que "girar las tuercas de las sanciones por algún lado u otro".

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Londres expresó su "profunda preocupación" por las actividades iraníes, que de ser llevadas adelante representarían una "seria violación" de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. En general, Europa se mostró esta vez alineada sin matices con la posición de Estados Unidos, partidario de reforzar las sanciones. Pero en los pasillos de la conferencia alemana, fuentes familiarizadas con la negociación consideran que el camino hacia una nueva ronda de sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU sigue lleno de obstáculos.

La creciente tensión entre Washington y Pekín hace complicado que China acepte respaldar nuevas sanciones. Los europeos no tienen en este pulso muchos argumentos. Pekín está llenando en Irán el vacío causado por la retirada de varias multinacionales occidentales del sector energético, y tiene notable interés en cultivar un precioso suministrador de hidrocarburos. Rusia también tiene sus motivos para frenar la iniciativa y lograr contrapartidas en otros sectores. Aquí también, es Washington quien puede lograr el ablandamiento.

Wolfgang Ischinger, director de la Conferencia de Múnich, calificó de "lamentable" que el anuncio se produjera un día después de que el canciller iraní declarara en el foro que había "voluntad política" de cerrar un acuerdo. Premonitoriamente, el senador estadounidense Joe Lieberman había calificado de "risibles" las palabras del ministro iraní. A pesar de la irritación, la mayoría de los expertos reunidos en Múnich consideraban ayer que a Occidente no le queda más remedio que tejer paciente y diplomáticamente una red sin agujeros para Teherán, frenando mientras tanto el ímpetu de quienes, como Israel, podrían querer apostar por soluciones drásticas.

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La hipótesis de incursiones puntuales contra instalaciones iraníes se ha descartado por ahora. Incluso representantes de Arabia Saudí, muy preocupados por las andanzas de su vecino chií, alertaban de las turbulentas consecuencias de semejante opción.

El ministro de Defensa alemán, Karl-Theodor zu Guttenberg, durante la clausura de la conferencia de Múnich.
El ministro de Defensa alemán, Karl-Theodor zu Guttenberg, durante la clausura de la conferencia de Múnich.AP

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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