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El modelo de Arco toca fondo

La feria de arte de Madrid cierra su 29ª edición con incógnitas sobre su vocación

Los galeristas que ayer replegaban velas tras la clausura de la última edición de Arco lo hacían con sentimientos encontrados: han vendido más de lo que esperaban, pero existe el sentimiento unánime de que la feria no puede seguir funcionando como hasta ahora. Por si fuera poco tener que lidiar con una coyuntura económica adversa, Arco abrió sus puertas el pasado miércoles en medio de una crisis interna que demuestra que el modelo actual hace agua por múltiples frentes.

La escasa presencia de galerías internacionales de prestigio ha sido una de las notas más grises. Nombres como Marian Goodman, Vera Munro, Houser & Wirth, Lisson, Luisa Strina o Hilario Galguera, por citar algunos, se han descolgado de la nómina de Arco en los últimos años. "Es una faena. Para que una feria funcione tiene que haber buenas galerías porque son las que traen a los coleccionistas", lamenta el galerista bilbaíno Pedro Carreras.

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Tradicionalmente, Arco se ha sustentado, en gran medida, en las compras de grandes instituciones. La base del coleccionismo español es aún bastante frágil. "No está tan arraigado como en otros países. Es una cuestión de educación y también de apoyo al arte español. Se presta más atención al cine y a la moda. Además, hay que internacionalizar la creación. Hay mucha calidad plástica entre los artistas españoles, pero hace falta que los conozcan fuera y para ello se necesita más colaboración entre galerías e instituciones", dice la galerista Nerea Fernández.

La ausencia de definición en el planteamiento de Arco, que en los últimos años ha visto como nuevas ferias -Art Basel Miami o Frieze- le han comido terreno, se ha acentuado por la falta de sintonía entre la dirección de Ifema, personificada en el presidente de su comité ejecutivo, Luis Eduardo Cortés, y las galerías, que amenazaron con no acudir.

En medio del fuego cruzado, la directora de la cita, Lourdes Fernández: "No pienso dimitir. Ni lo he pensado ni nadie me lo ha pedido. Empiezo ya a trabajar en la próxima edición", respondió ayer a los persistentes rumores sobre su renuncia, informa Ángeles García. Fernández reiteró que Ifema abre con las galerías un proceso de reflexión para decidir qué se hará en el futuro y qué aspectos como Latinoamérica o el arte emergente "están sobre la mesa".

Otro de los puntos conflictivos es el tamaño de una feria que muchos consideran excesiva. Cortés se mostró dispuesto a tratar este aspecto, pero señaló que "Ifema es una institución que no recibe subvenciones y funciona con los recursos que genera". "Si reducimos los ingresos habría que reducir ventajas de la feria y esto repercutiría en su calidad", agregó.

A falta de datos económicos -nunca se facilitan- Cortés calificó de "positivo" el balance comercial. "Se han superado las expectativas de los galeristas", aseguró, al tiempo que destacó la "fidelidad" de los coleccionistas nacionales.

Unos visitantes contemplan la obra de Rafael Lozano-Hemmer expuesta en la galería Haunth of Venisom, en la feria de ARCO.
Unos visitantes contemplan la obra de Rafael Lozano-Hemmer expuesta en la galería Haunth of Venisom, en la feria de ARCO.BERNARDO PÉREZ
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