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El PNV teme el efecto del escándalo a poco más de un año de las elecciones

Gerenabarrena admite que la causa judicial afecta "al partido en su conjunto"

El PNV al completo se vio ayer conmocionado y estupefacto por las detenciones de varios de sus cargos institucionales e internos en Álava. Lo mismo en su sede central de Sabin Etxea -el presidente de la ejecutiva vizcaína, Andoni Ortuzar, suspendió una comparecencia que tenía prevista por la mañana para reunirse con el núcleo duro de la dirección nacional- como en la de Vitoria, donde la ejecutiva regional celebró una reunión de emergencia.

Los rostros en las oficinas del grupo del PNV en el Parlamento resultaban elocuentes y los teléfonos echaban humo, en medio de las dudas por la falta de información por el secreto decretado sobre la actuación judicial. El partido de Iñigo Urkullu revive el recuerdo de lo ocurrido en Guipúzcoa en vísperas de las elecciones municipales y forales de 2007, cuando salieron a la luz, en medio de disputas internas, los escándalos de la Hacienda foral y del caso Balenciaga. El PSE terminó ganando los comicios en esa provincia, aunque finalmente no pudo formar gobierno.

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El presidente del PNV alavés, Iñaki Gerenabarrena, admitió que la cuestión afecta "al partido en su conjunto", por lo que ayer se remitía todos los datos disponibles a los dirigentes nacionales.

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En contraste con la rápida reacción de la Diputación, Gerenabarrena, compareció finalmente a las seis y media de la tarde, casi diez horas después de que se conocieran públicamente las detenciones, y después de reunir a la ejecutiva provincial del partido para tomar la decisión de si hacerlo o no. De hecho, a las cinco de la tarde fuentes de esta ejecutiva remitían a la jornada de hoy para la comparecencia ante los periodistas de su presidente, mientras una hora más tarde los servicios de prensa de la ejecutiva nacional convocaban de urgencia por teléfono a los informadores para media hora después.

Gerenabarrena, que habló a lo largo del día con el presidente del partido, Iñigo Urkullu, ni siquiera quiso precisar los nombres de los militantes de su formación que estaban prestando declaración incomunicados en el juzgado. El líder del PNV alavés leyó un comunicado en la que su ejecutiva provincial dejó constancia de su "desconocimiento de la causa en proceso de instrucción" y de su creencia "en la presunción de inocencia" de los detenidos, así como del deseo de un "rápido y absoluto esclarecimiento de los hechos".

De haber "cualquier actuación" contraria a la "honestidad y limpieza de actuación" del PNV durante "sus 115 años de historia", destacó, "será inmediatamente castigada". Gerenaberrena pidió que no se realicen "jucios parealelos", hasta que el juez levante el secreto de sumario.

El efecto para el PNV puede resultar devastador, por los cargos públicos que ocupaban los principales detenidos y por su papel interno, sobre todo de dos de ellos: el diputado foral Alfredo de Miguel, miembro de la dirección peneuvista hasta 2007, y Aitor Telleria, quien forma parte actualmente de la ejecutiva alavesa.

También constituye una pérdida en ese sentido Alfonso Arriola, que era, de modo más o menos extendido, aunque no oficial, la opción preferida por Gerenabarrena como candidato a la alcaldía de Vitoria en los comicios de 2001, una responsabilidad que Arriola declinó aceptar en 2003. En 2007, cerró la candidadutura que encabezó Mikel Martínez.

De Miguel no aparece tan alineado como otros dirigentes alaveses con las tesis más soberanistas del partido. Algunas fuentes lo consideran "el hombre de Urkullu en Álava", un perfecto recambio para Gerenabarrena en un momento dado, de quien fue mano derecha durante su permanencia en la ejecutiva, hasta pasar a las responsabilidades institucionales. A muchos sorprendió que optase por esa posición de visibilidad pública, incluso dada la preferencia personal que se le atribuye por el trabajo discreto, pero determinante, por el segundo plano.

Los estatutos del PNV impiden compatibilizar un cargo institucional y otro interno. En la actualidad, Gerenabarrena y De Migual son vicepresidentes primero y segundo, respectivamente de la Caja Vital, gracias al pacto suscrito entre el PSE y el PNV, que tanto está condicionando las relaciones políticas en Álava. Por ese flanco atacó el PP vasco, que aspira a gobernar de nuevo el territorio, al pedir su presidente, Antonio Basagoiti, "que se explique, que se sepa" lo que ha pasado y se "depuren responsabilidades". El PSE-EE se mostró respetuoso, apelando a la presunción de inocencia.

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