Una fiesta pendiente de ETA

El de hoy no será un Aberri Eguna (Día de la Patria) más. De entrada, porque se celebra en un marco político inédito hasta ahora con un Gobierno vasco en manos socialistas. Además, porque coincide con otro ensayo de la identidad abertzale tendente a aglutinar su estrategia en plena ofensiva del entorno de Batasuna para encarrilar, de una vez, su acción política desvinculada de la violencia. Y, a su vez, porque el PNV, sin la referencia de un lehendakari, libra una incómoda batalla para exprimir su identidad nacionalista en un nuevo escenario que pende de la voluntad de ETA.

A ojos de los analistas nacionalistas, esta nueva fiesta de la identidad vasca ofrece un realineamiento nada despreciable. El paso adelante de Eusko Alkartasuna (EA) sobresale especialmente. Bien es cierto que desde la red social Independentistak se huye del análisis en "clave partidista porque aquí sólo se aúnan voluntades individuales y no marcas de partido", pero resulta innegable que la presencia en la marcha de Hendaya-Irún colorea el perfil soberanista de EA, que así marca una "significativa" distancia con PNV y Aralar.

En EA "creen" que es real la apuesta por la vía política de la izquierda radical

Independentistak niega relación entre el acto de hoy y una opción electoral

El PNV espera porque sin un alto el fuego definitivo "no pasará nada"

El auditorio de Urkullu volverá a echar de menos a Ibarretxe

En EA no han tenido "especiales dudas" en coger el guante de Independentistak. Según uno de sus dirigentes, "sabemos del compromiso con la no violencia" de los promotores de esta red y, por tanto, no temen que se les obligue a pasar el examen de "convicción democrática".

Con esta decisión se actualiza por sí misma la figura del polo soberanista, principal razón de ser del argumentario político de EA que fracasó en las últimas autonómicas vascas y que propició, de paso, el nacimiento de Hamaikabat. Sin embargo, en Independentistak no quieren oír hablar de "claves electorales". Según uno de sus promotores, "ahora mismo hay dos puertos que son Madrid y París, y nosotros queremos que haya uno más, Euskal Herria, pero no somos unos astilleros que hacemos barcos, los barcos son cada partido". Con este símil marino, desde la red se aborta de raíz la fácil tentación que surge al interpretar la respuesta unitaria de hoy en Hendaya-Irún como el embrión de una futura alianza electoral. "Eso no es cosa nuestra", subrayan. Pendientes de conocer la respuesta de ETA al emplazamiento implícito que le supone la Declaración de Bruselas (texto de mediadores internacionales a favor de las vías políticas), la cautela se apodera de todas las fuentes consultadas cuando este diario plantea si hay tiempo para que la izquierda abertzale concurra en las elecciones forales y locales de 2011. "Es imposible saberlo", fue una de las respuestas más comunes. "Ahora no es lo más importante", fue otra. ¿Por qué? "Lo que realmente importa es lo que pueda decir ETA", se atrevió a predecir un veterano abertzale.

En Independentistak eluden pronunciarse sobre la posible irrupción de la banda terrorista en este primer domingo de abril. "No entramos en eso, no tenemos ni idea. Es una cosa de los etólogos, de los que tienen mucho tiempo para analizar", añadió uno de los portavoces, más interesados, sin duda, en deslindar "la razón de ser" de este nuevo ensayo que trata de "ensanchar la masa social a favor de la independencia".

En cambio admiten que ETA "podría decir algo" con ocasión de este Aberri Eguna sobre todo tras haberse conocido las exigencias que le han planteado los mediadores internacionales para que respete la voluntad política. El PNV no concede "protagonismo alguno" a la banda. "Lo que tienen que hacer ya se lo ha dicho la sociedad", recuerdan. En el EBB, aún sacudidos por el impacto y la preocupación que les acarrea el escándalo de sus ocho militantes imputados en Álava, bastante tienen como definir su estrategia a corto y medio plazo para no quedar atrapados en el debate identitario que podría derivarse del paso delante de la izquierda radical.

Sin embargo, desde dentro, hay quien minimiza el reto. "Seguimos representando lo que somos, comprometiéndonos con aquellas medidas que ayuden a paliar la situación de crisis, nos siguen viendo como partido en quien confiar...", apunta un burukide en absoluto inquieto.Pero desde fuera no hay esa coincidencia en el diagnóstico. "Creo que se han quedado descolocados y que les va a tocar definirse", apunta un político vasco consultado. Para éste, "con el movimiento surgido entre los 'abertzales' toman fuerzas las ideas de Juan José Ibarretexe, pero no creo", añade, "que el PNV vaya a ir por ahí, sino que buscará la centralidad, retrotraerse a un gobierno como el de Ardanza e incluso llegar a acuerdos con el PSE".

Con todo, admitido el realineamiento 'abertzale' "para abrir un camino de largo recorrido, que va a costar a la vista de cómo están las cosas", tampoco pasa desapercibido el papel en esta edición del Aberri Eguna de Aralar, que celebró ayer su fiesta en Urrugne (Francia), junto a Abertzaleen Batasuna. "A Aralar le han calentado demasiado la oreja desde los gobiernos de Madrid y de Vitoria y al final se han ido creyendo que iban a ser los sustitutos de la izquierda 'abertzale'", admite una de las personas que esta mañana estará en Hendaya-Irún. Sin embargo, para otros, Aralar tiene "la necesidad" de marcar su propio territorio. "Puede no entenderse bien que se haga un acto y luego se deje libertad a su gente para ir a otro como si no se tuvieran las cosas claras", señala un analista vasco, "pero no hay ninguna duda de que la gente de Aralar es soberanista". Incluso, en esta reflexión se va más lejos. "No sería de extrañar que si fuera necesario, el PNV tuviera presente a Aralar para cualquier tipo de pacto en un ayuntamiento o en una diputación", augura.

Mientras, la izquierda 'abertzale' ilegalizada observa. Sus portavoces eludieron pronunciarse ayer sobre el significado que proyecta el Aberri Eguna de Hendaya-Irún, en el que, lógicamente, estarán presentes. En realidad, actos como el de hoy parecen encuadrarse en una sincronizada acción política que traspasa el valor de la fotografía unitaria que se obtendrá, pero que se antojan estrechamente ligados a un calendario de largo recorrido. Podría decirse que los papeles se han coordinado entre los diversos movimientos sociales que engloban este sector para así "ensanchar" a nivel de calle la apuesta por "del derecho a decidir". En Independentistak admiten que "hay que ir trabajando día a día por el mayor número de personas y en todos los sitios para que estemos preparados cuando llegue precisamente ese día D y en esa fecha podamos decir, que deseamos sea cuanto antes mejor", insisten.

En EA "creen" la apuesta de la izquierda radical por las vías políticas. Y con ello ha ensanchado las diferencias entre PNV y su anterior socio en el tripartito de Ibarretxe. Desde la línea oficial de EA "entienden" este malestar 'jeltzale' porque, a su juicio, "se quedan bastante desnortados" y por eso relativan "las advertencias que nos hacen de que tengamos cuidado con el paso que estamos dando", destacan.

En el PNV se adopta una posición mucho más "prudente". En su análisis interno saben que la entrada de Batasuna en la escena democrática alteraría el juego de las mayorías, pero con la misma firmeza admiten que "mientras ETA no ofrezca un alto el fuego definitivo no hay nada de qué hablar". Quizá por eso, en una línea más pragmática, prefieren dirigir sus dardos hacia el Gobierno López, un 'blanco' mucho más fácil. "Se está convirtiendo en un problema y los ciudadanos lo dicen cada vez que tienen ocasión". Este argumento volverá a escucharse esta mañana, en Bilbao, ante un auditorio que, sin duda, añorará a Ibarretxe.