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Columna
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En medio... como el jueves

Andoni Zubizarreta

Vamos a ver, ¿a quién se la ha ocurrido meter este partido en medio de la semana del maxipartido? ¿Es que esta gente del fútbol ha perdido la noción de las cosas y no se le ocurre otra cosa que boicotear el partido de todos los siglos, la madre de todas la batallas, poniendo un partido entre semana de no se sabe qué competición? Y no contentos con la alteración del correcto orden de las cosas, la cuestión es que los 90 minutos a disputar son de una competición con cierto prestigio, una competición de esas llamadas mayores. Vamos, que no es el típico partido amistoso de la selección que permitía darle cera sin reparar en gastos a la Federación y todos los organismos adyacentes ante el temor de que el gran clásico se viera alterado, desvirtuado, desnaturalizado, por lo que sucediera con los 90 minutos de la roja.

¿A quién se le ha ocurrido meter los cuartos de la 'Champions' en medio de la semana del 'maxipartido'?
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No, esta vez, es la hiperorganización de la Champions, la más profesional, la más eficaz, la que tiene programado partido en esta semana clave. Y no un partido cualquiera, sino la vuelta de los cuartos de final, vamos el paso anterior de las majestuosas semifinales, allí donde llegan los mejores, allí donde ya se huelen los aromas de la gran final, del gran momento del fútbol europeo.

Vamos, y no contentos con todo lo anterior, van esos del Barça y en vez de resolver la eliminatoria en su primoroso partido de ida, dejan los deberes para el último día, para jugarse el todo por el todo en los 90 minutos de hoy, en el Camp Nou, con su público, con su gente. Ya habrá alguno que obtendrá de este hecho alguna conclusión referente al desprecio de Laporta por la competición nacional, alguno que verá en el hecho, una nube negra en el compromiso del Barça para con nuestra competición domestica y también unos cuantos (para qué negarlo) que vean en esos 90 minutos (o más) una oportunidad para el desgaste azulgrana, para la posibilidad de una pequeña lesión deje a alguno de sus cracks de baja sólo siete días, vamos justo hasta el lunes que viene.

Y también habrá muchos, seguramente más silenciosos, seguramente más discretos, que entenderán que el Arsenal es el mejor telonero para el gran duelo nacional, muchos que se sentarán ante el televisor, junto a la radio, junto al ordenador, para disfrutar de otro gran partido de fútbol, lleno de genialidades, lleno de gusto por el buen juego, lleno de emociones intensas. Dice Guardiola que el gran partido es el de hoy y seguramente lo dice porque sabe que esta competición de la Champions no da una segunda oportunidad, sabe por experiencia propia que quien se confía, quien se distrae en este competitivo mundo del balón europeo, se queda sin premio, sabe que lo del sábado ya llegará, ya habrá tiempo para centrarse en ello. Lo de hoy no, lo de hoy se dirime a partir de las 20.45 h sin vuelta atrás, sin opción de rectificar.

En el otro lado del puente aéreo, a Pellegrini le toca sujetar las bridas de las emociones que se disparan siempre en un derby y que tras lo sucedido en la temporada pasada despierta aún más pasión, aún más desmesura. Tal vez, le viene bien al equipo blanco que el derby no se empiece a jugar hasta el miércoles, tal vez, le viene bien una cierta compresión de lo emocional siempre disperso en estos grandes partidos, tal vez le viene bien para trabajar ese gran encuentro con cierto punto de tranquilidad, al amparo del otro gran encuentro. Y que la tele les diga en qué situación llega el eterno rival.

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