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Cospedal, defensora de un PP en el que no estuvo

Carlos E. Cué

Poca gente lo sabe o lo recuerda, pero las números dos y tres del PP actual, Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, se afiliaron hace relativamente poco. Fue alrededor de 2000. Ambas eran abogadas del Estado, entraron a colaborar como técnicas con el Gobierno del PP -Sáenz de Santamaría, con Mariano Rajoy en Administraciones Públicas, y Cospedal, con Javier Arenas en Trabajo-, la política les picó y acabaron afiliándose. Nada que ver con Rajoy, que entró en Alianza Popular muy joven. Sin embargo, y ante el silencio reiterado del líder -que apenas comparece ante la prensa-, estas dos dirigentes, y especialmente Cospedal, se han convertido en la cara más visible de la defensa del PP en el caso Gürtel. La secretaria general multiplica su presencia en los medios para tratar de contrarrestar la ola de críticas mediáticas a la actuación del PP sobre la corrupción que le afecta.

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Cospedal se ve obligada a dar explicaciones sobre una etapa del PP, aquella en la que Francisco Correa lo hacía casi todo en el partido, en la que ella no sólo no era dirigente sino que ni siquiera militaba. Se ve obligada con frecuencia a defender la gestión de sus antecesores, Javier Arenas y Francisco Álvarez-Cascos. Y a veces se le nota incómoda. La semana pasada, cuando Iñaki Gabilondo le preguntaba en CNN + si no había culpa in vigilando por no evitar que la red se hiciera rica gracias al PP, ella se defendió con la idea de que cuando se está en el Gobierno a veces se descuida el partido. Pero eso es como decir que Cascos y Arenas, secretarios generales mientras el PP gobernó, descuidaron los controles.

El único contacto de Cospedal con la red fue el mismo que el de todos los demás consejeros de la Comunidad de Madrid: contrató actos con ellos cuando era responsable de Transportes. Por ejemplo, una cumbre de flamento en el Metro.

Cospedal ha sido también la única dirigente, a pesar de que llegó a la cúpula en 2008, en pedir perdón por el caso Gürtel. Pero también, al ser la cara oficial del PP, ella se ha encargado de difundir las denuncias más graves contra la policía, hasta ahora sin aportar pruebas, y la que ha presentado la estrategia de contraataque lanzando una teoría de la conspiración sin demostrar.

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