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Segunda Cumbre de los BRIC

Un grupo que ha doblado su peso en 10 años

Andrea Rizzi

Jim O'Neill, economista de Goldman Sachs, acuñó el acrónimo BRIC en noviembre de 2001 en un estudio con el que apostó por Brasil, Rusia, India y China como principales motores del futuro crecimiento de la economía mundial. Entonces, los cuatro países representaban un 8% del PIB global. Menos de una década después, los BRIC ya superan el 15%. Pero hay más: la mitad del crecimiento de la economía mundial depende de ellos, el grupo adelantará al G-7 en 2032 y China a EE UU en 2027. Todo ello, muchos años antes de lo inicialmente previsto por Goldman Sachs.

El ascenso económico de los BRIC es tan poderoso que parece inconcebible que no continúe así durante décadas y que su peso político no crezca al mismo ritmo. Más allá de la incertidumbre sobre si países con intereses tan diversos lograrán forjar alianzas políticas, aunque sea puntuales, ¿existen amenazas capaces de hacer descarrilar a alguno de ellos de la senda de un crecimiento poderoso? El mismo O'Neill, director del Departamento de Investigación Económica Global de Goldman Sachs, esboza en una conversación telefónica su visión sobre el futuro de los cuatro.

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- China. El gigante asiático permanece naturalmente bajo constante observación de Gobiernos extranjeros y analistas por los riesgos de desestabilización, vinculados a la opresión que el régimen autoritario ejerce sobre la sociedad china. Impulsos separatistas o el simple deseo de libertad y democracia podrían sacudir violentamente el país y hacer descarrilar el tren chino de su vía de expansión económica.

Pero más allá de estos escenarios especulativos, hay una amenaza inevitable que se ciñe sobre China: el enorme problema demográfico que pronto estallará a causa de la estricta política de control de la natalidad. Esta ha impedido que se desborde el crecimiento de la población, pero va a conducir a una pirámide poblacional hipercargada en la parte de arriba, con una enorme cantidad de ancianos, y una reducida disponibilidad de personas en edad de trabajo -las generaciones de hijos únicos, actualmente jóvenes, tendrán que sustentar a las mucho más abultadas generaciones anteriores-.

"Es un problema grave, habrá una contracción de la fuerza de trabajo, y nosotros calculamos que el crecimiento chino se ralentizará por ello", dice O'Neill. "Sin embargo, esto no será ni mucho menos suficiente para impedir que China se convierta pronto en la primera economía mundial".

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- India. El otro gigante asiático, una democracia consolidada sin problemas de envejecimiento, se enfrenta a problemas de distinto orden. Uno de los más graves es la deficiencia del sistema educativo. "India tiene un problema enorme con la educación, centenares de millones de ciudadanos son analfabetos", señala O'Neill.

Otro serio peligro es la fragmentación constante de la estructura administrativa del país. En 1971, India estaba conformada por 16 Estados. Hoy son 28, y no faltan las reivindicaciones para nuevas separaciones. La descentralización puede ser virtuosa, pero aquí se trata de una pulverización que puede complicar la gestión del cuadro macroeconómico que, según O'Neill, es una de las debilidades del país. "India es el país menos creíble de los cuatro en tema de control del cuadro macroeconómico", advierte. Su deuda supera el 80% del PIB.

- Rusia. Es el país que con más frecuencia se señala como el eslabón débil de la cadena. "Sin duda es el que se enfrenta a los más graves problemas, pero considero una locura sacarlo del grupo. Pese a haber sufrido la crisis más que los otros, Rusia había crecido más de lo previsto en los años anteriores", comenta O'Neill.

Sus principales problemas son claros: el declive demográfico -un descenso de 149 a 142 millones de habitantes entre 1991 y 2010- y la falta de diversificación de una economía centrada en los recursos energéticos. "En este apartado, hay que subrayar que después de la crisis, tanto Medvédev como Putin están abogando con insistencia por una diversificación productiva. Parecen conscientes del problema, y esa es, aunque modesta, una señal de esperanza", dice O'Neill. En todo caso, materias primas, fuerza militar, y un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU garantizan a Rusia un papel prominente en el mundo del siglo XXI.

- Brasil. La consolidación democrática y el ascenso económico brasileño han reforzado el estatus global del país latinoamericano. Su crecimiento económico, sin embargo, ha sido inferior al de los otros BRIC. O'Neill destaca "la dependencia de materias primas y productos básicos" y la "escasa presencia en el comercio global" como elementos problemáticos para el futuro de Brasil.

Más información en la página 25

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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