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La ciudad bulle por el Barça

Los 'culés' toman las calles del centro en una jornada festiva que terminó bien para los 'tifosi' del Inter, concentrados en la zona de ocio del MaremàgnumLa expectación por el partido del Barça llena de color La Rambla

Barcelona se mantuvo ayer en un constante estado de ebullición por el Barça, que sólo se rompió tras la derrota del equipo. Anoche, los aficionados regresaron cabizbajos del Camp Nou después de una jornada festiva en la que los culés, respondiendo a la enorme expectativa generada en torno al partido de Champions, se lanzaron a la calle ansiosos de una remontada que nunca llegó. A diferencia del año pasado, cuando Iniesta encendió Stamford Bridge, esta vez no hubo concentración masiva en la fuente de Canaletes: no había nada que celebrar. Los Mossos, que por el mismo motivo no tuvieron que afrontar incidentes, agradecieron la calma a pesar del resultado.

La ciudad amaneció vestida de azulgrana y no se despojó de ese traje en todo el día. El sol, radiante, ayudó a que el ambiente, especialmente en el centro, fuera excepcional. Cientos de aficionados -azulgrana y tifosi del Inter se encontraron en las calles sin problemas- recorrieron de arriba abajo La Rambla en una jornada muy callejera que, salvando las distancias, tuvo cierto aire de Diada de Sant Jordi.

Unas 5.000 motos escoltaron al equipo desde el Tibidabo hasta el Camp Nou
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Banderas, camisetas y estandartes de toda clase (azulgrana o neroazzurri, según el gusto) dominaron las calles. La llamada del club a sus seguidores para que apoyasen a los jugadores surtió efecto. La tienda oficial del FC Barcelona de la Ronda de la Universitat era ayer por la mañana un hervidero de seguidores. "¿Tiene mi talla?", preguntaba un cliente. "¿Algún jugador en concreto?". Y la respuesta era casi unánime: "¡Una de Messi, con el 10 en la espalda!".

"Remontaremos", afirmaba un aficionada, mientras pagaba su camiseta al precio oficial: 67,90 euros más los 18 por las estampaciones. Entre el final de la semana pasada y el inicio de esta, la tienda ha vendido 5.000 camisetas. "La mayoría pide las de Messi, pero también quieren algunas de Xavi, Iniesta y, sobre todo, Pedrito. En cambio, las de Ibrahimovic han caído", comentó un empleado. El juego discreto del delantero sueco en la semifinal no le augura demasiado éxito en ese terreno.El aumento de ventas empezó a notarse dos días después de la derrota en Milán por 3-1. "El primer día, no. Entonces todavía había bastante desánimo. Pero el segundo, la gente comenzaba a creer que la eliminatoria no estaba perdida y volvía a comprar", explicó el empleado.

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Si el centro fue azulgrana, el litoral fue neroazzurro. El Ayuntamiento de Barcelona habilitó la zona del Maremàgnum, un espacio junto al mar, para acoger a los 5.000 aficionados del Inter de Milán. A pesar de los 23 grados de temperatura y del fuerte sol, los fans no renunciaron a su bufanda ni a sus colores. En el Maremàgnum, el partido empezó antes de hora. Seguidores con camisetas del Barça se enfrentaron a los del Inter en media docena de futbolines habilitados en el paseo.

Antonio Vicenzo recorrió más de 1.000 kilómetros para disfrutar de Barcelona. Aseguró que valía la pena soportar un viaje tan largo porque estaba convencido de que su equipo llegaría a la final. No se equivocó. Los 500 seguidores reunidos en el Maremàgnum respondieron con ánimo a un presentador que recitaba la alineación del equipo. El más aplaudido fue Samuel Eto'o.

Culés y tifosi se cruzaron en las calles de Barcelona. Algunos vendedores de quioscos les picaban poniendo el himno del Barça. Los tifosi respondían con gritos y silbidos, pero no hubo incidentes. Hubo quien, entre tanta mezcla, tenía el corazón dividido. A dos italianos que regentan sendos restaurantes en Barcelona les ocurrió algo parecido. Ambos acudieron anoche al partido. El primero, Massimo Pascucci -dueño del restaurante Massimo, de la calle de Muntaner-, asistió con un camarero catalán y culé, y Michele Palmieri, del restaurante Mimi-Coco (en la calle de Buenos Aires), visitó el Camp Nou con amigos llegados de Milán. Michele confesó que el año pasado celebró en la calle los títulos del Barça y opinó que ahora al Inter, en Italia, le ocurre lo mismo que al Barça. "Son envidiados", aseguró tras añadir que prefiere el estilo de Guardiola al de Mourinho.

La devoción por el Barça también se vivió en moto. Miles de estos vehículos, unos 5.000 según la Guardia Urbana, escoltaron al autocar del equipo azulgrana desde lo alto del Tibidabo hasta el Camp Nou. Después de las horas de la comida, los aficionados empezaron a acomodarse a ambos lados de la carretera. En la espera, acompañada de banderas de Cataluña y del Barcelona, el "visca el Barça!" se entonó a punto de darles gas a las motos. En la caravana hubo desde Harley Davidson hasta ciclomotores. Albert Montanaro se escapó temprano de su trabajo, en Cornellà, para reunirse con sus colegas y animar al equipo: "Hay que hacerlo todo por el Barça, nen".

Esta información ha sido elaborada por Camilo S. Baquero, Manel Serras, Carles Juan, Blanca Cia y Jesús García.

El autocar que transportaba a los jugadores del Barça fue recibido por cientos de aficionados a su llegada al Camp Nou.
El autocar que transportaba a los jugadores del Barça fue recibido por cientos de aficionados a su llegada al Camp Nou.TEJEDERAS

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