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La nueva vocación de Málaga

La ciudad confía en sus nuevos equipamientos

En su búsqueda permanente de una identidad, en la obsesión por un evento o un proyecto de relumbrón siempre frustrado (Universiada, parque temático, circuito de velocidad e incluso habrá quien recuerde que el ex alcalde Pedro Aparicio llegó a anunciar que promovería la candidatura olímpica), Málaga ha encontrado por fin una tarea en la que centrarse y se ha fijado como meta ser Capital Europea de la Cultura.

A decir del alcalde, Francisco de la Torre, 2016 no es tanto un objetivo final, sino una excelente oportunidad de impulsar que la cultura se convierta en un eje esencial del desarrollo de la ciudad, aspiración que quedó definida en el primer Plan Estratégico. Málaga ha descubierto una nueva vocación, y contempla la cultura como generadora de actividad económica que le puede permitir dar un salto cualitativo y convertirse en un destino turístico de primer nivel en el siglo del ocio.

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Málaga experimenta en los últimos años un notable proceso de transformación, y se viene dotando de modernas infraestructuras de transporte, urbanas y también culturales. El Museo Picasso es el emblema, pero hay otros proyectos de alcance como el museo Thyssen, con obras de la colección de Carmen Cervera, para el que se rehabilita el Palacio de Villalón, el museo de Bellas Artes que después de 11 años cerrado se instalará en el Palacio de La Aduana, o eventos como el Festival de Cine Español que ya está consolidado como el principal certamen del género.

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La fundación Málaga Ciudad Cultural, que gestiona la candidatura a la capitalidad, tiene el convencimiento de que las infraestructuras y los equipamientos culturales, hoteleros, de ocio y de transporte (AVE, nueva terminal del aeropuerto y futuros metro y tren litoral) son la ventaja que Málaga tiene sobre las demás ciudades aspirantes. Además de una programación de actividades culturales "amplia y de gran interés", casi sin parangón, según el presidente de la fundación, Juan López Cohard.

Pero desde ese punto de partida, de una ciudad potente con interesantes expectativas de futuro, es preciso elaborar el proyecto para ganar la Capitalidad Cultural. En eso ha habido menos agilidad, y ahora se trabaja a marchas forzadas.

Pese a que en enero de 2004 fue cuando el pleno de Málaga adoptó por unanimidad la decisión de competir, hasta hace dos meses no se creó la fundación encargada de gestionar la candidatura y elaborar el proyecto, que debe estar entregado en julio. La presidencia la ocupa Juan López Cohard, un economista que ha sido director de importantes promotoras inmobiliarias y que presidió la Asociación de Constructores de Málaga. Hasta entonces las sucesivas oficinas creadas prácticamente se limitaron a la recogida de apoyos y dar a conocer que Málaga aspira la designación.

"La única forma de salir adelante era contar con una empresa que tuviera los medios, la capacidad y la experiencia necesarias", reconoce la fundación. El proyecto se ha encargado a Ingenia Qued, empresa que entre otros ha diseñado los contenidos del pabellón de España en la expo de Shanghai. Ahora trabaja intensamente en encuentros y reuniones con todo tipo de colectivos ciudadanos para recabar iniciativas que incorporar a la propuesta. "El proyecto tiene que construirse de abajo a arriba, salir de la base, porque lo que interesa es transformar la ciudad y crear tejido, que es lo que Europa quiere", explica Fernando Huici, responsable de Ingenia Qued.

Huici está convencido de que existe margen de tiempo suficiente, y que aunque en julio haya que presentar el proyecto, no es hasta octubre cuando se produzca la entrevista con el jurado, momento en el que dice "habrá que contar lo que se ha avanzado, no limitarse a repetir lo que se entregó".

La búsqueda de la implicación ciudadana es una obsesión para los promotores de la candidatura malagueña, que acaba de presentar la campaña Contigo es posible, con un doble mensaje: "que necesitamos al ciudadano porque el proyecto lo hacemos con él y la confianza en las posibilidades de Málaga".

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