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EE UU atribuye a los talibanes de Pakistán el atentado de Nueva York

Washington presiona a Islamabad para que controle los feudos islamistas

Antonio Caño

El Gobierno norteamericano ha llegado a la conclusión de que los talibanes de Pakistán, aliados de Al Qaeda y de sus correligionarios en Afganistán, son los responsables del atentado frustrado de Times Square, lo que, además de extender el abanico de enemigos de Estados Unidos en esa región, incrementa la presión para emplear mayor fuerza militar dentro del territorio paquistaní.

La "estrecha relación" entre el autor del atentado del 1 de mayo, Faisal Shahzad, con los talibanes paquistaníes fue establecida el domingo por el fiscal general, Eric Holder, después de haber sido descartada inicialmente y pese a que el sospechoso, que admitió su delito, había insistido hasta ahora en que había actuado en solitario.

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"Hemos obtenido pruebas suficientes para demostrar que los talibanes paquistaníes dirigieron el complot", declaró Holder a varias cadenas de televisión.

Otro alto funcionario de la Administración, el asesor del presidente sobre terrorismo, John Brennan, precisó en otras entrevistas que Shahzad mantuvo contactos durante sus viajes a Pakistán con el grupo extremista paquistaní Tehrik-e-Taliban, que lo reclutó para la causa de la yihad y lo entrenó en el uso de explosivos.

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Ese grupo es el de mayor implantación en la remota región paquistaní de Waziristán, donde también reciben protección y entrenamiento, según los servicios secretos norteamericanos, los jefes talibanes de Afganistán y de Al Qaeda, probablemente el propio Osama Bin Laden.

Shahzad estuvo en Waziristán, según las pistas de las que se dispone, en algún momento durante los cinco meses en que residió en Pakistán, su país de nacimiento, antes de regresar a EE UU en febrero para preparar el atentado, que pudo haber causado cientos de víctimas en Nueva York.

La implicación de los talibanes paquistaníes, que hasta ahora no eran enemigos declarados para Washington, le da a ese episodio un giro que lo hace más alarmante y complejo. Este suceso puede tener un efecto dominó sobre las relaciones con Pakistán, la guerra de Afganistán y toda la estrategia antiterrorista de Barack Obama.

Desde hace ya tiempo, la Administración norteamericana estima que una victoria, incluso relativa, en Afganistán es imposible sin la eliminación del santuario talibán en Pakistán. Para ello es imprescindible la colaboración de las autoridades paquistaníes, que, aunque ha aumentado en los últimos meses, sigue siendo insuficiente. El Gobierno de Islamabad, obsesionado por su rivalidad con India, concentra la mayor parte de su Ejército en esa frontera y sólo dedica fuerzas residuales para combatir a los talibanes, que no son sus rivales inmediatos.

Ese statu quo se hace insostenible después de la vinculación de los talibanes paquistaníes con el atentado de Times Square. "Necesitamos estar seguros de que [los talibanes] no reciben ningún tipo de apoyo de parte del Gobierno paquistaní", advirtió Brennan.

EE UU no puede esperar más. La presión sobre el Ejército paquistaní para que intervenga a fondo en Waziristán va a ser incontenible. El vienes, el jefe de las operaciones en Afganistán, general Stanley McChrystal, se reunió en Islamabad con el jefe de las fuerzas armadas paquistaníes, general Ashfaq Parvez, para insistir en la necesidad de que envíe tropas a la región gobernada de facto por los extremistas islámicos.

La Administración norteamericana está obligada a ejercer esa presión con cuidado de no tensar la relación hasta el punto de perder la amistad de Pakistán o generar una crisis interna en un país provisto de armas nucleares y extraordinariamente susceptible a la desestabilización.

La revelación hecha por Holder tiene, además, una delicada deriva de política doméstica. Si se confirma que Shahzad trabajaba para una organización paquistaní, los partidarios de que sea juzgado como combatiente extranjero y desprovisto de la nacionalidad norteamericana, que obtuvo hace 13 meses, considerarán que tienen más argumentos a favor.

El fiscal general aseguró que el hecho de haberle otorgado a Shahzad todos los derechos que le corresponden no ha dificultado la investigación, y advirtió que la iniciativa de privar de la ciudadanía a los estadounidenses culpables de terrorismo internacional puede ser anticonstitucional.

La policía inspecciona en Times Square el coche bomba que no llegó a explotar, el pasado 1 de mayo.
La policía inspecciona en Times Square el coche bomba que no llegó a explotar, el pasado 1 de mayo.REUTERS

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