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La imputación de Camps abre fisuras en el PP valenciano

Ripoll dice que no fue "conscientemente" a la junta regional

La decisión del Tribunal Supremo de reabrir la causa por cohecho contra el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, -por haber recibido trajes regalados por las empresas del caso Gürtel- abrió ayer las primeras fisuras en el PP de la Comunidad Valenciana.

Con el partido convertido en un hervidero, en el que numerosos cargos expresaron en privado su inquietud por la situación creada, el presidente provincial de Alicante, José Joaquín Ripoll, reconoció que tanto él como el comité ejecutivo provincial del PP decidieron, "conscientemente", no acudir a la Junta Directiva Regional convocada el miércoles para apoyar al presidente valenciano. "No fui porque tuviera una excusa. No fuimos porque, conscientemente, los representantes del PP de esta provincia decidimos no ir", aseguró Ripoll, que añadió: "La dirección nacional conoce nuestras razones y esperamos que haya un tiempo para seguir ampliando las conversaciones y la posibilidad de diálogo".

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Ripoll, cuyas discrepancias con Camps son públicas, se atrevió a decir ante los micrófonos lo que otros cargos de Valencia y Castellón admitieron en privado.

La situación creada por la decisión de Camps de seguir adelante y presentarse a la reelección, pese a su condición de imputado, obligó al vicesecretario de Comunicación del PP nacional, Esteban González Pons, a intervenir para apaciguar los ánimos de los populares valencianos. González Pons argumentó que los militantes "no se merecen que sus dirigentes se enreden en complejas batallas internas". "Estoy convencido de que vamos a ser conscientes en la Comunidad Valenciana y nos vamos a entender para no avergonzar a nuestros militantes", sentenció.

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En Valencia, los principales apoyos de Camps, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el vicepresidente tercero del Gobierno valenciano, Juan Cotino, intervinieron para reforzar la posición de su jefe de filas. Barberá intentó frenar, de nuevo, las especulaciones que la sitúan como el relevo natural del presidente de la Generalitat si, finalmente, se tiene que sentar ante un jurado para explicar cómo consiguió los trajes. "No voy a alimentar la bola. He dicho por activa y por pasiva que no he hablado con Rajoy de este tema", recalcó.

Cotino insistió en la teoría de la conspiración, supuestamente organizada por los socialistas, de la que Camps sería la víctima principal. Mientras, varios consejeros y alcaldes se afanaban en intentar minimizar las ausencias registradas en la Junta Directiva Regional celebrada para apoyar a Camps.

Por su parte, el líder de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, arremetió con suma contundencia contra Camps, al que exigió la convocatoria anticipada de elecciones. Alarte aseguró: "Camps no se vendió por cuatro trajes. Es cierto, nadie se lo cree. Fue por más de 30 millones en contratos públicos con la trama Gürtel, con Álvaro Pérez y Francisco Correa".

Por la tarde, varios centenares de personas se concentraron en las tres capitales valencianas, convocadas por Esquerra Unida, para protestar contra la corrupción y pedir la dimisión de Camps.

Vicente Rambla y Joaquín Ripoll, ayer en Alicante.
Vicente Rambla y Joaquín Ripoll, ayer en Alicante.PEPE OLIVARES

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