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Entrevista:ÓSCAR ESPINOSA | Economista y ex preso político | LA SITUACIÓN EN CUBA

"El momento es de sálvese quien pueda"

Oscar Espinosa Chepe ha pasado dos veces por la cárcel en el último medio siglo. La primera, en 1957, por luchar contra el dictador Fulgencio Batista. Después del triunfo de la revolución fue diplomático y ocupó diversos cargos, hasta que rompió con el sistema en los años de la perestroika. En 2003 fue detenido junto a 75 opositores y condenado a 20 años de cárcel. Chepe, de 69 años, fue liberado un año después debido a sus padecimientos de salud y desde entonces publica artículos y análisis en diversos medios internacionales. Considera que la situación económica en la isla es más crítica que nunca. "El régimen está contra las cuerdas", dice. Está convencido de que en estas circunstancias el incremento de la corrupción es imparable: "El momento es de sálvese quien pueda".

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Pregunta. ¿Cómo es de grave la situación económica?

Respuesta. El Gobierno está en una situación más delicada que nunca. Cuba atraviesa la crisis más profunda desde el llamado periodo especial, hace 21 años. Se han unido las catástrofes naturales y los efectos de la crisis mundial sobre una economía ya destruida, y no se ve voluntad política para reaccionar ante la compleja situación. Raúl Castro no ha ejecutado las reformas estructurales y de concepto que prometió hace tres años. Por otra parte, la Administración Obama ha mantenido una política más inteligente y con sus gestos ha puesto en evidencia la falta de interés de Cuba por procurar soluciones al diferendo en un marco respetuoso.

P. ¿Qué diferencia este momento de otros?

R. Hay muchos factores. Está la inminente desaparición de la generación histórica, la "desconexión" de la juventud del sistema... Pero lo fundamental es la dinámica de la crisis y su extraordinario impacto sobre el ya deteriorado nivel de vida de la población. Este momento se caracteriza por la progresiva descapitalización y quiebra económica, con sus implicaciones en el crecimiento de la corrupción, la pérdida de los valores humanos y hasta del sentido de identidad nacional y la autoestima. La causa es un sistema disfuncional que tiene bloqueado el desarrollo.

P. Algunas voces dentro del sistema dicen que la corrupción es hoy el mal principal...

R. Es uno de los peores, pero no el único. Está el mal de la ineficiencia, el del poco interés productivo, el de la frustración; también el mal de la corrupción, denunciada por académicos como Esteban Morales, que por años han estado muy cercanos al Gobierno. La corrupción está ligada a la desmoralización que hay en la sociedad, al hecho de que no se puede vivir honestamente porque los salarios no alcanzan. La revolución fracasó, y ahora el momento es de sálvese quien pueda.

P. ¿La corrupción es de abajo, para sobrevivir... o llega más arriba?

R. Ya es un fenómeno generalizado. Por muchos años se concentró en niveles bajos y medios, para subsistir, pero ahora alcanza a las altas esferas, porque está claro que la frustración no es solamente del pueblo, también existe en el Partido Comunista y en el Gobierno. Ayer mismo asistimos a la destitución de dos ministros. Para sustituirlos, el Gobierno recurrió a antiguos líderes, como el general Luzón, de 80 años. Eso refleja la desconfianza de las autoridades.

P. Desconfianza...

R. Hay gente que se está preparando para cuando caiga el Gobierno, como se hizo en la Unión Soviética. Está claro que estamos en una etapa terminal de un Gobierno que tuvo un capital político enorme y que lo ha perdido.

P. El Gobierno se enfrenta al reto de "reubicar" a un millón de trabajadores del Estado. ¿Qué hará? ¿Se abrirá a la iniciativa privada?

R. La única fórmula que hay para resolver el problema es una reforma radical, y el Gobierno está hablando de una actualización del modelo. No es suficiente. Hay que dar libertades para que la gente pueda trabajar. Ya no valen parches: no se puede resolver el problema de los trabajadores que "sobran" sin el desmantelamiento del sistema.

P. ¿Cómo ha cambiado las cosas el caso Zapata?

R. Pese a la desinformación, la muerte de Zapata ha impactado la conciencia nacional y ha brindado a la opinión pública internacional elementos sobre las violaciones de los derechos humanos en Cuba. La importancia de la disidencia ha crecido, y se han unido muchos jóvenes que con sus aportes han fortalecido el pacífico movimiento opositor. Muchos de los mejores intelectuales y artistas se pronuncian a favor de los cambios, y en la calle es usual escuchar opiniones críticas que hace un tiempo era muy difícil oír.

El disidente cubano Oscar Espinoza Chepe, en su casa de La Habana.
El disidente cubano Oscar Espinoza Chepe, en su casa de La Habana.JOSÉ GOITIA

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