_
_
_
_
_
Las recetas internacionales contra la crisis | Cambios en el sistema financiero

El Banco de España apuesta por "el modelo bancario" para salvar entidades

Íñigo de Barrón

Por primera vez, el subgobernador del Banco de España y presidente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Javier Aríztegui, hizo público el esquema que maneja el supervisor para arreglar las cajas. Tras declarar que la crisis ha mostrado los límites del modelo de las cajas, propuso hace días, una "rápida" modificación de la ley que permita tres soluciones: "Para algunas cajas concretas, la solución puede discurrir por la vía de aproximación a un modelo bancario. Para otras, será la emisión de cuotas participativas con derechos de voto y presencia en los consejos. Para el resto, será circunscribirse al negocio local, adecuando su operativa y demandas de su clientela".

Más información
El FMI reclama que las cajas sean bancos controlados por una fundación

Las palabras de Aríztegui han dividido al sector. El asunto se debatió en la última comisión ejecutiva de la CECA. Algunos ejecutivos de cajas consideran peligroso este movimiento, ya que creen que es una bancarización en la sombra, como denunció el ex presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás. Otros, los más avanzados en sus planteamientos, lo ven con buenos ojos y lo estudian con detenimiento. Bajo esa "aproximación al modelo bancario", según fuentes de la Administración, está una fórmula que separa la entidad en dos partes: por un lado, una fundación-empresa, que mantendría los fines de la obra social, y por otro, el negocio financiero de créditos y depósitos, colocado en un banco.

Para algunos expertos, las ventajas de este modelo bancario son varias: se crea una entidad que puede captar capital en los mercados bajo una fórmula reconocida; facilita las fusiones con gran agilidad o la emisión de acciones para adquirir otro banco en cualquier parte del mundo y exigiría, por parte de la CNMV, el nombramiento de consejeros externos o independientes, lo que mejoraría el gobierno corporativo de las cajas. Por otro lado, la fundación continuaría con el objeto social. Para evitar esa bancarización, el capital del banco estaría en manos de la fundación, que heredaría los órganos de gobierno de la caja. La polémica puede llegar por cómo se determina el control de la fundación, es decir, sobre quién recae el control (los políticos o los ejecutivos), qué porcentaje mínimo del capital del banco puede tener esa fundación, cuánto se reparte en dividendos y cómo se determinaría una posible salida a Bolsa, entre otras cosas. Esto se debate en los borradores de la nueva Ley de Cajas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_