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Los toros, a debate

Última estocada en Cataluña

La prohibición de las corridas de toros está pendiente de la votación final en la Cámara catalana - La posición de CiU será clave para el futuro de la fiesta

La suerte del toreo catalán está echada. La prohibición de la fiesta en Cataluña ha superado todos los trámites parlamentarios y si el pleno de la Cámara catalana ratifica el dictamen aprobado esta semana por la Comisión de Medio Ambiente, el 31 de diciembre de 2011 será el último día que los toros salten al ruedo de la Monumental. La votación todavía no tiene un día fijado: en principio estaba prevista para el próximo miércoles, pero puede retrasarse hasta mediados de julio porque el Partido Popular decidió impugnarla ayer ante el Consejo de Garantías Estatutarias. El órgano consultivo del Parlamento tendrá un mes para emitir un pronunciamiento no vinculante, lo que podría demorar la votación hasta el último pleno antes de las vacaciones, previsto para el 14 de julio, uno de los últimos de la legislatura.

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La prohibición de los toros ha supuesto un quebradero de cabeza más para José Montilla, con muchos frentes abiertos, desde la crisis hasta el Estatuto, y con todas las encuestas en contra. También CiU, en un momento más dulce, ha tenido que hacer equilibrios para conjugar todas las posiciones. Todo, sumado con las turbulencias de la política catalana a final de legislatura, con dos casos de corrupción sin aclarar.

¿Por qué ahora? La respuesta es fácil: por el empuje de los sectores antitaurinos. Ninguno de los dos grandes partidos aludía a la prohibición de las corridas de toros en sus programas electorales, algo que sí contemplaban Esquerra Republicana e Iniciativa-Esquerra Unida. Pero la Ley de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP), que desde 2006 permite a un grupo de ciudadanos llevar una proposición de ley al Parlamento catalán con solo 60.000 firmas, obligó a los partidos a pronunciarse.

La Plataforma Antitaurina Prou! se puso manos a la obra en diciembre de 2008, y en seis meses logró presentar 180.000 firmas en el Parlamento a favor de la prohibición. Esta se concretaba en una modificación de la Ley de Protección de los Animales para incluir la supresión de las corridas de toros. Los partidos, que en otras ocasiones han retrasado a su antojo los debates de las ILP, aceptaron llevar la discusión sobre la lidia al pleno de la Cámara, y el primer debate decisivo fijó las posiciones que se repetirán en la votación final. De los seis partidos catalanes, cuatro tienen su opinión definida. Por un lado, los antitaurinos, ERC e ICV; por otro, los protaurinos, PP y Ciutadans.

CiU y PSC no pudieron encontrar una posición unánime en el partido, y optaron por dar libertad de voto a sus diputados. En las filas de los socialistas resistía un pequeño sector antitaurino, y en los nacionalistas el colectivo tarraconense del partido temía que la prohibición de los toros arrastrara a los encierros, con mucha afición el sur de Cataluña. La votación fue secreta, y salió adelante con 67 votos a favor y 59 en contra. Nueve diputados indecisos pueden ser claves para dar la vuelta a la tortilla en la votación decisiva.

A partir de ahí, todos movieron ficha para clarificar sus votos. Los partidos nacionalistas han eliminado la resistencia de los aficionados a los encierros, creando una norma específica que regula y protege los festejos taurinos sin muerte. CiU se escoró hacia la prohibición, pero prometió libertad de voto a sus diputados en el pleno decisivo. El PSC viró a favor de los protaurinos, pese a la oposición de un sector del partido, y parece decidido a retirar la libertad de voto. Montilla también decantó el debate, asegurando que no estaba por prohibir los toros. En la posición de los dos partidos reside su posicionamiento frente el PSOE. Montilla no quiere un nuevo encontronazo con su partido hermano, algo que a CiU le serviría de argumento electoral.

Todo queda en manos de los nacionalistas, los únicos que, seguro, darán libertad de voto en el pleno decisivo. La presión sobre los diputados es enorme, sobre todo por parte de los protaurinos, que son conscientes de que un solo parlamentario puede decantar la balanza. En una rueda de prensa, incluso rogaron a CiU que apoyara la tauromaquia por "inteligencia". También en privado buscan convencer, uno por uno, a los diputados. "Toleramos la presión, pero en su justa medida", apuntaron fuentes nacionalistas, que aseguraron que la insistencia de los antitaurinos es más relajada. Si los defensores de la fiesta logran convencer al menos a 14 diputados de CiU, la prohibición no llegará a producirse. "Si se votara hoy, ganaríamos", aseguró Corrales, de la Plataforma para la Defensa de la Fiesta. Si no lo consiguen, impugnarán la decisión ante el Tribunal Constitucional.

El futuro para el toreo catalán, pase lo que pase en la votación, no es muy alentador. Solo una plaza se mantiene activa, la Monumental de Barcelona, y pese al empuje de los defensores de la lidia, el tendido solo se llena cuando torea José Tomás. Sin ir más lejos, el diestro más relevante del panorama catalán, Serafín Marín, solo llenó el 25% del aforo de la plaza hace dos semanas. Ataviado con barretina y senyera, Marín reivindicó la catalanidad de la fiesta. Decidirán si la fiesta sigue siendo catalana 14 votos.

El diestro Serafín Marín, con la barretina por montera y la 'senyera' como capote, en el paseíllo de la corrida celebrada el 16 de mayo en Barcelona.
El diestro Serafín Marín, con la barretina por montera y la 'senyera' como capote, en el paseíllo de la corrida celebrada el 16 de mayo en Barcelona.EFE
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