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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Bajo el paraguas

España no necesita un plan de rescate, pero los bancos dependerán durante un tiempo del BCE

La solvencia financiera española está atravesando por momentos muy delicados, aunque no parecen existir motivos de peso como para temer un plan de rescate similar al que la zona euro, con el FMI, pusieron en marcha en Grecia. El Gobierno español está captando recursos en el mercado internacional, cierto que sin demasiadas holguras, pero también sin dificultades. Angela Merkel, durante su comparecencia conjunta ayer con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, evitó cualquier tipo de especulación al respecto ("No hay que fomentar los rumores y las especulaciones" acerca de la posibilidad de que España necesite ayudas del Fondo de Rescate de 750.000 millones de euros) y se limitó a recordar que "España o cualquier otro país sabe que este paraguas está ahí".

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La explicación de Merkel no es un desmentido, circunstancia que en un clima financiero próximo a la histeria se ha interpretado como un reconocimiento tácito de que el plan para rescatar a la cuarta economía de la Unión existe. En ese sentido, la respuesta no fue afortunada. En cambio, Merkel sí acertó al reconocer que la Europa de los Veintisiete necesita un gobierno económico. Ese gobierno mitigaría las consecuencias de las especulaciones que empiezan a desatarse sobre España.

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No obstante, hay motivos para la preocupación. La banca española no puede acceder al mercado interbancario, porque las entidades financieras internacionales simplemente han cerrado las ventanillas para los activos españoles. Lo mismo ocurre con la banca europea. En el caso de la española, el resultado es que los bancos solo pueden acudir al Banco Central Europeo (BCE). La deuda con el BCE supera los 85.000 millones. En porcentaje, es el doble de lo que representa el PIB español en el europeo. El interbancario rechaza los activos españoles porque cree que la recuperación tardará en llegar, el paro seguirá siendo muy alto en los próximos dos años y que lo peor para la banca española está por llegar. Los mercados interpretan que los bancos han pasado más de dos años de crisis sin recurrir a una recapitalización profunda que ha sido necesaria en otros países y que también lo es con seguridad en una parte del sistema español (las cajas). Además, la banca española tiene una concentración de sus recursos en activos inmobiliarios (el hundimiento de la burbuja del ladrillo ha agravado las consecuencias del crash financiero) muy superior al que figura en las cuentas de otras instituciones europeas. La conclusión para los analistas que informan a los inversores es que la banca española no ha pasado por el ajuste y saneamiento necesarios para ofrecer las máximas garantías.

Tales argumentos son parciales, probablemente desenfocados, pero no pueden contrarrestarse fácilmente a corto plazo. La solución consiste en recuperar la confianza de los inversores mediante una reforma creíble de las cajas de ahorros, que incluya una rápida recapitalización. En cuanto a los bancos, se avecina un largo periodo de recurso importante al BCE.

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