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Ojo avizor también con los ancianos

Los hospitales editan protocolos para detectar el maltrato en personas mayores - El perfil de la víctima: mujer, mayor de 75 que vive con la familia

Coinciden todos los expertos: no es fácil detectar el maltrato a los ancianos. Pero existe. Si sucede en el hogar, puede pasar inadvertido. Pero si la víctima está en un hospital, los profesionales que trabajan allí tienen que saber cómo reconocerlo y cómo tratarlo. "Solo se diagnostica aquello en lo que se piensa", aseguró ayer Montserrat Lázaro, geriatra del hospital Clínico, durante una jornada dedicada precisamente a eso, a la toma de conciencia del abuso y del maltrato en la vejez.

El hospital Clínico es uno de los más activos en ese campo. Tiene su propio protocolo de actuación, que detalla factores de riesgo, comportamientos que deben provocar sospecha y los pasos que hay que dar cuando la sospecha cede el puesto a la certeza. Para empezar, existe un perfil de víctima, según detalló ayer Lázaro en su presentación: mujer, viuda, mayor de 75 años, vive con la familia, ingresos inferiores a 6.000 euros al año, vulnerabilidad emocional y psicológica, consumo de más de cuatro fármacos al día... Y también hay un perfil del responsable de los malos tratos: hijo, hija o pareja de la víctima, con trastorno mental, que consume alcohol y/o drogas, que lleva más de nueve años de cuidador y con escasa preparación para cuidar.

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¿Cómo darse cuenta de que el maltrato, del tipo que sea (físico, psíquico, económico...), se está produciendo? El médico o enfermera debe estar atento a si la víctima cambia su comportamiento cuando el cuidador entra o sale de la habitación, si no quiere responder cuando se le pregunta, si muestra excesivo respeto hacia el cuidador, si le tiene miedo. Las historias incongruentes o contradictorias acerca de cómo ha ocurrido un hecho también deben alertar al profesional, así como el alto grado de estrés o de sobrecarga en el cuidador o su insistencia en contestar a las preguntas que se le hacen al anciano.

Es importante, destacó Lázaro, entrevistar por separado al anciano y a su cuidador, evitando al principio las preguntas directas. Si finalmente el maltrato se confirma, el protocolo indica que hay que valorar si la situación es de emergencia. Si lo es, se comunica al juzgado de guardia, se ingresa al anciano y se protege su identidad.

El Servicio Madrileño de Salud no dispone de un registro global de casos de maltrato a ancianos, pero solo en el Clínico se detectaron cinco el año pasado (también 14 mujeres, dos niños y dos hombres menores de 65). Un estudio de la psicóloga Gema Pérez, de la Universidad San Pablo CEU, también presentado ayer, descubrió que existe sospecha de maltrato en el 12% de los entrevistados (sobre una muestra de 396 personas mayores en centros de atención primaria) y que el tipo más frecuente es el psicológico.

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