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Dos testigos presenciaron la agresión de Buene

Dos policías recuerdan que Alonso lanzaba frases xenófobas mientras lo detenían

F. Javier Barroso

"Cuando estaba a punto de girar la calle, me giré y vi cómo el hombre blanco [Roberto Alonso de la Varga] daba un golpe en la parte izquierda de la cabeza al de raza negra [Miwa Buene] y este caía al suelo". Así de breve y rotunda fue la declaración del testigo José Antonio Lázaro Lázaro durante la segunda jornada del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial contra un vecino de Alcalá acusado de dejar tetrapléjico a un congoleño. No fue el único testigo que acusó directamente a Alonso. Otro, que presenció la discusión mientras estaba junto a su coche, escuchó el golpe y cómo Buene se hallaba en el suelo desplomado, mientras el supuesto autor gritaba "¡Nos están invadiendo!" y "¡Arriba España!" con el brazo derecho levantado.

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Los testigos recordaron ayer al detalle lo que ocurrió el 10 de febrero de 2007 en la calle del Río Tajuña, en Alcalá de Henares. El primero en intervenir fue José Antonio Alonso. Este vecino de Alcalá había salido a pasear cuando vio a dos hombres discutir en la calle. En principio, no le dio mayor importancia. Pasó por su lado, a un metro escaso, pero no se quedó con los insultos que se proferían uno al otro. Ambos discutían frente a frente. Justo cuando iba a torcer la esquina, a unos 25 metros de distancia, se giró y vio cómo Alonso le pegaba un golpe a Buene."Cayó súbitamente, como si se hubiera desplomado. Me acerqué a él [a la víctima], que estaba inmóvil y consciente. Estaba pidiendo ayuda porque no podía levantarse. Le tranquilicé mientras llegaba la policía", recordó el testigo. "No había duda. Los vi perfectamente porque ambos estaban justo delante de mí", resumió el vecino de Alcalá. Fue precisamente este testigo el que aportó la descripción del supuesto agresor y el que le contó a los dos primeros policías que llegaron que Alonso estaba en la esquina de la calle. Aparecía y se ocultaba para no ser visto por los agentes.

Lázaro recordó que el acusado es mucho más corpulento que Buene y que el golpe fue "muy fuerte" en el lateral del cuello. El testigo reconoció al supuesto autor en los archivos policiales en comisaría, cuando testificó. Alonso estaba fichado, ya que le constan tres antecedentes: uno por robo con fuerza y otros dos, por atentado contra agente de la autoridad.

El segundo testigo de la mañana, Juan Carlos Hernández Torla, también relató una versión muy parecida a la de su antecesor. Recordó que esa mañana se acercó con su coche al gimnasio que está en el centro comercial. Aparcó sobre las diez y media de la mañana y nada más bajarse del vehículo vio a dos hombres discutiendo al otro lado de la acera, junto a los locales. "No me pareció una discusión muy acalorada, sino más bien tonta", describió este testigo. Como iba a estar un largo rato en el gimnasio, metió en el maletero todos los objetos que llevaba en el asiento trasero. Eso le llevó varios minutos en los que estuvo muy pendiente de la discusión.

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"Hice un poco de tiempo porque vi que las cosas podían acabar mal, sobre todo para la persona que estaba más delgada [Miwa Buene]. Este hizo varios amagos de marcharse y evitar la discusión, pero no lo hizo. El blanco estaba mucho más exaltado", declaró Hernández.

De repente, oyó un fuerte ruido. Cuando se giró, solo estaba de pie Alonso. Cogió la bolsa de deportes, cerró el maletero y se dirigió hacia el gimnasio. "Le vi ya en el suelo y no se podía mover. Como estaba muy exaltado, no quise acercarme por si también me agredía a mí", relató.

En ese momento, el supuesto autor empezó a gritar "arriba España" y "nos están invadiendo". El acusado amenazó a un grupo de personas que estaban en las proximidades, diciéndoles que sabían quiénes eran y que ellos no habían visto nada de lo ocurrido. "Me metí en el gimnasio y le dije a la recepcionista que llamara a la policía. Desde luego, no pensé que lo que yo oí iba a tener las consecuencias que después acarreó. No tengo ninguna duda de que fue él", concluyó el testigo.

También testificaron tres policías nacionales que estuvieron en la calle del Río Tajuña, entre ellos los dos que llegaron primero al lugar del suceso. Estos relataron que vieron a la víctima tendida en el suelo, que no se podía mover y que pedía que le ayudaran a levantarse. También se quejaba de un gran dolor en el cuello. Por ello, decidieron avisar a una ambulancia. Mientras llegaban los sanitarios, la persona que estaba atendiendo a Buene -José Antonio Lázaro- les dijo que el supuesto autor estaba en la esquina.

Mientras un agente se quedó junto al congoleño, el otro dio la vuelta al edificio para que lo viera Alonso y le sorprendió en una esquina. El policía le preguntó qué hacía allí, a lo que él respondió que dando una vuelta y pasando el rato. "Estaba bastante nervioso y cada vez estaba más alterado. Su descripción coincidía con la que dio el testigo, por lo que pedí refuerzos. Después, le llevamos al coche patrulla hasta que los sanitarios nos dijeron la gravedad de las lesiones de Buene", recordó el agente con número de placa 91.270. Según iba al coche patrulla, no dejó de proferir proclamas xenófobas: "No sé por qué montáis tanto porque le hayan pegado una hostia a un negrito".

Todos los testigos ratificaron que el acusado estaba solo en el momento de la agresión y que solo antes de ser detenido por la policía se puso a hablar con otra persona al otro lado de la calle. La policía le dejó en libertad, tras tomar todos sus datos, debido a que los sanitarios no sabían la gravedad de las lesiones que sufría Buene.

Una lesión gravísima

¿Movió alguien a Miwa Buene antes de que llegaran los sanitarios y agravaron así de forma involuntaria la lesión de la víctima? Esa es una de las preguntas latentes que subyace en los interrogatorios del juicio. Los testigos aseguran que nadie intentó levantarlo, ya que se trataba de "un peso muerto", según lo describió el testigo José Antonio Lázaro.

La técnico en emergencias Inmaculada Muñoz, que atendió a Buene, aplicó el día de la agresión el protocolo para fracturas de cuello: puso un collarín a Buene, le trasladó en un colchón de vacío. En el hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá, diagnosticaron fractura de las vértebras cervicales 4, 5 y 6 y de la médula ósea, con la consiguiente tetraplejia. "Una mala manipulación puede agravar mucho las consecuencias", destacó Muñoz. Nadie ha declarado hasta ahora que intentara mover a la víctima.

La técnico no dio un diagnóstico a la policía. No sabía el alcance de las lesiones. Eso motivó que el supuesto autor no fuera detenido en el acto.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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