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Los desequilibrios globales

Los mercados aplauden que China permita al yuan volver a apreciarse

La divisa marca su máximo desde 1993 frente al dólar y anima a las Bolsas

Pekín ha desactivado, de momento, las presiones internacionales sobre el valor de su moneda. Y de paso ha relajado la tensión en los mercados. El yuan o renminbi -literalmente, "la moneda del pueblo"- experimentó ayer su mayor subida con respecto al dólar desde julio de 2005, marcando su cotización más alta desde 1993. Eso envió una clara señal a mercados y Gobiernos extranjeros de que el anclaje con el billete verde, impuesto por Pekín en 2008 para hacer frente a la crisis económica global, ha llegado a su fin.

Tras fijar el banco central el valor de referencia entre las dos divisas -algo que hace a diario-, el yuan se apreció un 0,45%, hasta 6,79 unidades por dólar. Esa pequeña subida tiene enorme trascendencia: supone un movimiento táctico con vistas al próximo G-20 y bastó para que la mecha de las subidas prendiera en las Bolsas asiáticas y se extendiera hasta las europeas y americanas, pese a que Wall Street cerró finalmente a la baja..

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El supervisor bancario chino ha dejado bien claro que seguirá manteniendo un control estricto sobre la evolución de su moneda, y, como muestra, el banco central estableció ayer la paridad central entre ambas divisas -es decir, el punto alrededor del cual el yuan puede oscilar un 0,5%- en torno al cierre del viernes pasado, 6,82 yuanes por dólar. Pekín anunció el sábado por sorpresa que permitirá una mayor oscilación del renminbi, pero el domingo descartó una fuerte y rápida apreciación porque, según dijo -repitiendo la posición oficial desde hace tiempo-, su valor no está lejos del que considera que le corresponde.

La decisión china de volver a flexibilizar el yuan de forma gradual ha sido saludada fuera de sus fronteras, en primer lugar por Estados Unidos, que considera esa medida esencial para reducir su déficit comercial. Pero analistas y expertos aseguran que habrá que esperar para ver cuál es el efecto real. Washington acusa a Pekín desde hace años de mantener artificialmente infravalorado el renminbi para beneficiar a sus empresas. E incluso en el caso de que la apreciación del yuan sea significativa "eso no va a ser la panacea que resuelva todos los problemas", explicó el profesor de Harvard Kenneth Rogoff. Aunque sí permitirá suavizar la diferencia entre el enorme superávit comercial chino (un yuan más apreciado encarece las exportaciones, las hace menos competitivas) y los déficits comerciales de países como EE UU o España.

El momento elegido para anunciar el fin del anclaje al dólar es importante: en vísperas de la cumbre del G-20, que tendrá lugar el fin de semana que viene en Canadá. Pekín temía que la reunión fuera secuestrada por la polémica del yuan y desactiva así las presiones de EE UU, que no cesan desde hace meses tanto a través de su presidente, Barack Obama, como de su secretario del Tesoro, Timothy Geithner.

El yuan se apreció un 21% en los tres años que siguieron desde que, en 2005, Pekín puso fin al anclaje del yuan con el dólar y pasó a ligarlo a una cesta de divisas, que incluye el euro. Pero, con la crisis, desde mediados de 2008, el Gobierno chino ató de nuevo el renminbi al dólar, con un cambio de 6,8 yuanes por dólar, para impulsar las exportaciones, de las cuales depende en gran parte su economía.

Los analistas piensan que la flexibilización solo permitirá una revaluación limitada del yuan respecto al dólar. Algunos citan un máximo del 3% al 5% en los próximos 12 meses. Mucho menos de lo que desearían ver los críticos en Washington, que consideran que está infravalorado hasta un 40%, a diferencia de las autoridades chinas, que aseguran que el tipo de cambio no está lejos del equilibrio. El banco central chino podría favorecer cierta volatilidad del renminbi en los próximos meses para evitar el flujo de dinero caliente que se produjo tras la apreciación de 2005. Con la economía al borde del sobrecalentamiento -el crecimiento por encima del 12% y la inflación rozando el 3%-, un yuan más fuerte podría contribuir a contener la formación de burbujas.

Las Bolsas y el mercado de deuda saludaron ayer con toda la fanfarria el anuncio de flexibilización del tipo de cambio en China. Pese a la modestia de la revalorización inicial, las Bolsas asiáticas subieron entre el 1% y el 3%, con los dos grandes parqués chinos -Shanghai y Shenzen- con alzas del 2,9%. Las subidas fueron inferiores en Europa, en torno al 1%. Esa flexibilidad del yuan disparó el apetito por el riesgo: las materias primas se revalorizaron, mientras que los emisores de deuda refugio, con Estados Unidos y Alemania a la cabeza, se vieron perjudicados frente a países que han sufrido en las últimas semanas, como Italia y España. La deuda española siguió la senda emprendida la semana pasada y los tipos de interés del bono a 10 años bajaron al 4,4%, mientras que la prima de riesgo -la diferencia entre el bono español y el alemán- bajó 16 puntos de golpe.

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