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Reportaje:SUDÁFRICA 2010 | PORTUGAL-BRASIL

La rivalidad más amorosa

Portugal y Brasil, que se disputan hoy el primer puesto del grupo, priman sus lazos culturales sobre las diferencias futbolísticas

Es difícil entrar en una cafetería de Lisboa y no encontrarse con un brasileño. Durante decenios, los portugueses emigraron en masa a Brasil, el nuevo mundo. Hoy, el tránsito es en muchos casos el inverso. Los lusos adoran a los cantantes brasileños y, cómo no, sus telenovelas, cuyos actores son recibidos como héroes. El excedente de futbolistas brasileños llena su Liga como la entrada natural a Europa. Pero no solo el campeonato nacional. La selección invita a nacionalizarse a todos aquellos con proyección, aunque no sea la suficiente para aspirar a jugar en la canarinha.

Deco no fue el primero, pero sí el más significativo de una corriente de nacionalizaciones que completan el central Pepe y el delantero Liedson entre los 23 elegidos para esta cita por Carlos Queiroz. Assunção, del Atlético, y Evaldo, lateral del Sporting, fueron otros dos instados a conseguir el pasaporte a pesar de que después no fueran convocados.

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Ante su primera cita con la selección, Pepe se llevó el himno escrito para estudiárselo. El madridista, aún en la suplencia tras una larga lesión de rodilla, es el más portugués de los brasileños. Se siente tan integrado que ni regresa a su país de origen en Navidad. A Deco y Liedson, en cambio, les tiran más sus raíces. La primera convocatoria de Deco, en la Eurocopa de 2004, a cargo de su compatriota Luiz Felipe Scolari, sentó como un tiro a los jefes del equipo, Figo y Rui Costa, que lo interpretaron como una amenaza extranjera a su liderazgo. Deco aguantó, brilló y abrió las puertas a otros. Ahora, sin embargo, no vive su mejor momento, lo mismo que Liedson, relegados al banquillo ante Corea del Norte (7-0) por Tiago y Almeida, respectivamente.

Fue una goleada redentora para Portugal en muchos aspectos. Queiroz hizo cuatro cambios y todos, salvo el de Miguel por Ferreira, le rindieron beneficios. Especialmente, Tiago. El mediocentro cedido por el Juventus la pasada campaña al Atlético marcó dos goles y dio otro a Meireles. Deslumbró tanto que Cristiano Ronaldo, al recibir el premio al mejor del partido, se lo cedió. Simão, compañero suyo en el Manzanares, mejoró el nivel de Danny y otro tanto ocurrió con Almeida respecto a Liedson. Portugal machacó a los norcoreanos al contragolpe y Cristiano, tras año y medio sin marcar con la selección, logró un tanto que le liberó de la tensión. A partir de ahora se espera otro Cristiano.

Con dos puntos y nueve goles de diferencia sobre Costa de Marfil, Portugal está casi clasificado. Lo que se juega hoy es el primer puesto, en manos por ahora de Brasil. Todo marcha para Carlos Dunga según el guión, el que le llevó a conquistar la Copa Confederaciones y le permite el lujo de sonreír en las conferencias de prensa. Todo, en su sitio: Julio César para como lo que es, uno de los mejores porteros; los medios matracas, Silva y Melo, eximen a la defensa de trabajo, y los delanteros van afinándose: Kaká vuelve a su mejor versión con un par de asistencias y un compromiso tal que fue expulsado por encararse, algo inédito en alguien tan piadoso, a los marfileños; Robinho va engrasando la bici y Luis Fabiano, con dos goles, uno tras llevarse dos veces el balón con una mano, un malabarista con la complicidad arbitral, se confirma como ese punta explosivo que ha superado el escepticismo de la afición, acostumbrada a goleadores de más pedigrí como Romario, Bebeto, Adriano o Ronaldo. Para completar la alegría de Dunga, la aparatosa lesión de Elano se ha quedado en unas molestias en el gemelo. De ser reservado, su puesto lo ocuparía Ramires. La baja de Kaká la cubrirá Baptista.

Bruno Alves y Cristiano Ronaldo bromean durante un entrenamiento de Portugal.
Bruno Alves y Cristiano Ronaldo bromean durante un entrenamiento de Portugal.EFE

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