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El año negro del lince en cautividad

Los técnicos sospechan que un suplemento de vitamina D está detrás de la enfermedad renal que ha acabado con cuatro ejemplares - Otros 10 están gravemente afectados y la natalidad ha bajado

Manuel Planelles

El programa de cría en cautividad del lince ibérico está en apuros. Una enfermedad renal ha acabado con tres ejemplares -Ecológico, Garfio, Cromo y Arcex- y afecta a casi la mitad de los felinos adultos de este programa, que arrancó en 2003 y logró el primer nacimiento en 2005. Es, sin duda, el peor año de este proyecto desde que comenzó a rodar. Y el culpable parece que es un suplemento vitamínico que se le administraba a los animales a través de los conejos con los que se les alimentan. Al menos, eso es lo que creen algunos técnicos vinculados a la conservación de este felino amenazado con la extinción.

El informe sobre la causa última no está concluido, según Javier Madrid, director general de Gestión del Medio Natural de la Junta de Andalucía. La Consejería de Medio Ambiente, que lidera en España los esfuerzos por salvar a esta especie, espera tener los resultados en otoño. Pero Madrid sí es ya tajante en otro asunto: "No ha habido errores del personal del programa". Respecto al desencadenante, prefiere no pronunciarse: "Estamos trabajando en averiguar la causa última".

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Pero las fuentes consultadas apuntan ya a un suplemento de vitamina D que recibieron los animales durante el año pasado. Los primeros síntomas -los linces se mostraban apáticos- se detectaron a finales de 2009. Se decidió entonces retirar todos los suplementos y reducir al máximo el manejo de los animales. Como consecuencia de la enfermedad renal, cuatro ejemplares ya han fallecido. A finales del año pasado, 46 de los 78 linces del programa estaban afectados. En los últimos chequeos realizados en julio a los felinos de todos los centros de cría se ha detectado una mejoría: los afectados son 31, aunque 10 están en la denominada fase tres, es decir, en un estado terminal. "Ya está controlada", afirma Madrid: "se han hecho dos rondas de análisis y se ha estabilizado, no ha ido a más".

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Respecto a los efectos de esta enfermedad, los técnicos han descubierto calcificaciones en los riñones de los linces, un animal que, como el resto de felinos, es muy sensible a las dolencias renales.

El problema es que esta enfermedad también ha tenido consecuencias en la cría. "2010 ha sido sin duda la temporada reproductora más difícil (...) desde que comenzara su andadura", se reconocía en el último boletín oficial del programa de conservación ex situ.

Entre marzo y abril han nacido nueve crías, cinco machos y cuatro hembras. Pero, con la muerte del macho Geo, las crías que han salido de momento adelante son ocho. La temporada pasada fueron 18 los cachorros que se lograron. Desde 2005 alrededor de 50 crías han nacido dentro del programa.

Además, todos los nacimientos de la temporada actual se han producido en las instalaciones de La Olivilla, en Jaén. El programa tiene también centros de cría en El Acebuche (Doñana, Huelva), el zoobotánico de Jerez (Cádiz) y Silves (en el Algarve portugués), donde no ha habido nacimientos o los que se han producido no han acabado bien. En el caso de Silves, centro al que la Junta ha empezado a ceder ejemplares, sí hubo partos. Pero las dos crías de Azahar y Drago que nacieron con vida acabaron fallecieron antes de cumplir el mes.

El objetivo último del programa de cría en cautividad no es acumular ejemplares sin más, sino preparar linces para luego soltarlos en la naturaleza y repoblar zonas en las que ya está extinto o reforzar las poblaciones existentes. Según Javier Madrid, el próximo otoño se soltarán a los primeros ejemplares procedentes de este programa en Guadalmellato o Guarrizas.

<b><i>Azahar</b></i>, hembra de lince nacida en Sierra Morena en 2004.
Azahar, hembra de lince nacida en Sierra Morena en 2004.EFE

Buenos augurios para la cría en libertad

Si la cruz es el programa de cría en cautividad, la cara es el proyecto de conservación en libertad, algo menos mediático pero que sustenta el proyecto Life del lince ibérico en el que participa económicamente la Unión Europea. Según el último censo, en este momento hay 222 ejemplares en libertad en dos poblaciones. Sierra Morena es el bastión del lince con 160 animales, de los que 40 son hembras territoriales, que garantizan la supervivencia de la especie. En el caso de la población de Doñana, hay censados 62 ejemplares, de los que 18 son hembras territoriales.

Además, se ha iniciado de forma experimental una reintroducción en la zona de Guadalmellato. "La experiencia ha resultado positiva", señala Javier Madrid, director general de Gestión del Medio Natural de la Junta: "Las previsiones eran que muriera el 50% de los ejemplares y, de momento, no hay mortalidad".

La tercera edición del programa Life ya ha concluido y la Consejería de Medio Ambiente presentará el 1 de septiembre a la Unión Europea el proyecto para los cinco próximos años. El objetivo es recaudar fondos para financiar el proyecto.

El programa estará marcado por la expansión del lince por la Península. En este plan participarán también Murcia, Extremadura, Castilla-La Mancha y Portugal, además del Ministerio de Medio Ambiente. Salvo en Murcia, en todas estas zonas en las que el lince se da por desaparecido, está previsto que haya reintroducciones, según señala Madrid.

Las previsiones de la Consejería de Medio Ambiente apuntan a que en los próximos cinco años se instalarán entre 20 y 25 cercados de reintroducción. Para la única experiencia de repoblación que hasta ahora se ha llevado a cabo, la de Guadalmellato, se ha optado por una suelta blanda. Es decir, primero se deja a los ejemplares en unos cercados acondicionados para que se vayan aclimatando y tengan un punto al que volver en el caso de que no encontraran alimento. En cada cercado se suelen soltar uno o dos ejemplares.

Respecto a la financiación, la comunidad andaluza ha invertido en los últimos 16 años 18,5 millones de euros en las tres ediciones del programa Life. En el actual la UE aporta el 38% de la inversión y el objetivo de la Junta es que para el próximo se llegue al 50%. "El dinero invertido genera un efecto en cadena", sostiene Madrid. "Por cada euro invertido repercute el doble en la zona en los servicios, la hostelería o el turismo".

Al margen de esa rentabilidad económica, lo cierto es que el programa de conservación en libertad ha cumplido los objetivos porque las poblaciones existentes han frenado su declive. Según Medio Ambiente, entre 2002 y 2009 se ha doblado la población andaluza de lince ibérico, con un crecimiento del 122.8%.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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