Zapatero vende la solvencia española en China y Japón

A unos 10.000 kilómetros de la localidad leonesa de Rodiezmo, donde tradicionalmente inauguraba el curso político, José Luis Rodríguez Zapatero reanudará mañana su actividad pública -ralentizada en agosto- con la celebración del Día de España en la Exposición Internacional de Shanghai. El primer viaje del jefe del Gobierno tras el paréntesis vacacional le llevará también a Pekín, donde se reunirá el martes con el primer ministro Wen Jiabao, y a Japón, donde se entrevistará el miércoles con su homólogo Naoto Kan, y será recibido por el emperador Akihito. Será su tercera visita a China y la primera a Japón, tras cancelar en dos ocasiones el viaje en 2005 y 2006.

El objetivo de la gira asiática de Zapatero -a quien acompañan los ministros de Asuntos Exteriores, Industria, Turismo y Comercio; y Ciencia e Innovación- es netamente económico: vender la solvencia de la economía española, castigada por la crisis de la deuda soberana de la pasada primavera, y defender las medidas de ajuste tomadas por el Gobierno. En torno al 10% de la deuda española está en manos del Banco Central de China, que compró bonos a diez años por 400 millones en la subasta de julio pasado, según Financial Times.

China acaba de rebasar a Japón como segunda potencia mundial por PIB, pero la relación de ambos países con España no corresponde a su peso económico y está desequilibrada. Las ventas chinas a España superan los 15.000 millones al año, y las compras rondan los 2.000; mientras que las de Japón suman 3.120 millones, frente a 1.200. Zapatero quiere crear "un paraguas político sólido" que facilite los negocios, según fuentes diplomáticas.

Los derechos humanos en China quedarán al margen de las conversaciones. España considera que ese asunto corresponde tratarlo a la UE.