_
_
_
_
_

Ryanair insta a AENA a rebajar las tasas para continuar en Reus y Girona

La 'low cost' ofrece desde El Prat 11 destinos españoles y 12 europeos

Camilo S. Baquero

Empezó en Girona gracias a millonarias subvenciones. Después se fijó en Reus por idénticos motivos. Y ayer se estrenó en el aeropuerto de Barcelona en las mismas condiciones de tasas que el resto de las compañías y con sus billetes a precios bajos. Pero Michael O'Leary, presidente de Ryanair, la aerolínea low cost por excelencia, que ha revolucionado los viajes en avión, todavía quiere más. Ayer amenazó con largarse de Reus y Girona (en Lleida le sale gratis gracias a la Generalitat) si AENA -ente gestor de los aeropuertos españoles- no le rebaja todavía más las tasas.

Hace unos meses, el anuncio de la llegada a Barcelona de la aerolínea más barata de Europa generó preocupación entre los hoteleros y autoridades de Tarragona y Girona. Sin embargo, el anuncio de O'Leary ayer fue más contundente de lo esperado: si AENA no reduce el valor de las tasas aeroportuarias en dichas instalaciones, se reducirá el 36,8% de los vuelos desde Girona y el 15,2% desde Reus. En el pasado, Ryanair puso en jaque al aeropuerto de Valencia después de que la Generalitat negara por un tiempo algunas subvenciones y otro tanto pasó en Murcia, donde reclamó al Gobierno regional unas ayudas de 12 euros por pasajero.

La compañía empieza a operar en Barcelona con 23 rutas
Más información
Ryanair aterriza en El Prat

En Reus, el consorcio para la promoción del aeropuerto se reunió de urgencia para acordar impulsar la implantación de nuevas aerolíneas, informa Ferran Balsells. "Hablaremos con todas las compañías, incluidas Vueling y Spanair, para incrementar la actividad del aeropuerto y diversificar las operadoras", aseguró el director general de Puertos, Aeropuertos y Costas de la Generalitat, Oriol Balaguer.

El presidente de la Cámara de Comercio de Girona, Domènec Espadalé, se mostró confiado en que otras aerolíneas se interesen por Vilobí d'Onyar. Por su parte, hoteleros y comerciantes están convencidos de que la fuga de Ryanair se traducirá en pérdidas. "Es una mala noticia a corto y largo plazo", dijo el presidente de la principal entidad hotelera de la Costa Daurada, Joan Antoni Padró.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

En su estreno en El Prat, Ryanair ofreció ocho vuelos con destino a Palma (dos), Santiago, Milán (Bérgamo), París (Beauvais), Ibiza, Dublín y Valencia. De llegada estaban programados otros seis. En total, serán 270 frecuencias semanales a 23 destinos, 11 españoles y 12 europeos.

Las ensaimadas delataron a los pasajeros que llegaban en el primer vuelo. La anticuada pantalla de focos amarillos anunciaba que a las 9.00 horas había tocado tierra el vuelo 6363. La mayoría de los usuarios eran turistas extranjeros que no se enteraban de lo simbólico de su llegada. Otros, nacionales, recurrían al argumento económico. "Fue el más barato que encontramos en Internet", explicó Xavier, que venía abordo del vuelo. El mismo motivo lo expresaron Glena y Natalia, madre e hija, ambas de nacionalidad rusa. "Dejaremos de volar con Air Europa o Iberia, es mejor para el bolsillo", explicaron estas vecinas de Mallorca.

Una búsqueda en los sitios web de compra de billetes les da la razón. Un vuelo a Palma el 24 de septiembre, ida y vuelta, desde Barcelona, cuesta 112 euros con Vueling. Con Ryanair, 41,81, más 15 euros si factura una maleta (máximo 15 kilos) y otros 40 si no realiza el check-in desde casa. Sin embargo, llama más la atención la diferencia de precios dentro de la misma compañía en los diferentes aeropuertos catalanes. Viajando esa fecha desde Girona cuesta 33,64 euros, sólo cinco menos que desde Barcelona.

Aunque la jornada transcurrió con tranquilidad y orden, muchos viajeros se encontraron con las restricciones propias del low cost, sobre todo con el peso permitido en el equipaje. Marc y su hermana, de unos 20 años, que también venían desde Palma tuvieron a última hora que meter la bolsa de ésta en una de sus maletas. Desconocían que solo se admite un bulto en cabina.

Una de las empleadas del local de comida ubicado al frente de los seis mostradores de la T2 que utiliza la aerolínea también mostraba su felicidad por el nuevo vecino. "Hay más gente, hemos vendido más y esto le da vidilla a la terminal", remató.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_